No todo en el AVE es de color de rosa

Antón Lois (Amigos da Terra) VIGO

VIGO

PABLO ARAUJO

España se convirtió en el primer país del mundo (tras China) en líneas de alta velocidad duplicando el total de kilómetros de AVE

23 feb 2022 . Actualizado a las 13:59 h.

Se dice que el tiempo es oro, y va a ser verdad teniendo en cuenta que un minuto de viaje en tren de Vigo a Madrid nos puede costar 100 millones de euros. La historia del AVE en España en general, y Galicia en particular, ha sido un proceso irracional que como una locomotora sin control se llevó todo por delante. Desde el principio, nos pareció normal que mientras en el resto de Europa y del mundo se apostó por vertebrar el territorio con trenes convencionales modernos, la apuesta estatal fuera el AVE para todos.

Y así, sin darnos cuenta, España se convirtió en el primer país del mundo (tras China) en líneas de alta velocidad duplicando el total de kilómetros de AVE por ejemplo de Alemania. En los precios la primera cifra es psicológicamente determinante, como bien saben los expertos en márketing. Algo que cueste 2,99 euros se considera barato, y 3 caro aunque en realidad solo existe un céntimo de diferencia. Con el AVE sucedió lo mismo y nos convencimos de que un tren que circulase a 299 Km/h era lento frente a uno que circulase a 300.

El problema es que el salto tecnológico, el impacto ambiental y el coste aumentan exponencialmente para que en el cuentakilómetros del tren veamos, aunque sea apenas unos minutos en el trayecto total, la cifra mágica de los 300 kilómetros por hora. Los radios de curva deben casi duplicarse, los desniveles deben ser mínimos y la cantidad de túneles y viaductos aumentan en la misma proporción. Añadan el coste del mantenimiento. Todo ello se traduce en un coste estratosférico.

Pero en la parte que nos toca esta semana conocimos una importante novedad que afecta al eterno proyecto de la variante de Cerdedo. La propia ADIF acaba de anunciar que, con los trenes Alvia y Avril ya se podrán alcanzar, sin la variante de Cerdedo, los tiempos comprometidos en 2018 de 3 horas y 20 minutos en el viaje de Vigo a Madrid. Esos tiempos eran los que se consideraban aceptables por el propio Concello de Vigo, lo que nos lleva a la gran pregunta ¿Para qué hacer entonces la variante de Cerdedo? El tiempo de Vigo a Ourense ya se va a reducir según la propia ADIF en 25 minutos simplemente con un tren más moderno.

El trazado de la variante de Cerdedo se estima en 2.500 millones, aunque la experiencia nos dice que al final siempre es mucho más. Si ya vamos a conseguir alcanzar el tiempo que en 2018 nos parecía aceptable ¿qué sentido tiene gastar esos millones? La variante de Cerdedo se llevaría por delante algunos de nuestros espacios naturales mejor conservados y lamentablemente desconocidos. Pero no olvidemos el impacto económico: lo que se gasta en AVE se resta del ferrocarril convencional, no hay dinero para todo y la apuesta por una cosa deja sin recursos a la otra. Imaginemos lo que se podría hacer con 2.500 millones invertidos en implementar líneas ágiles y modernas de trenes de cercanías y mercancías en las áreas metropolitanas de Vigo y Pontevedra.

Imaginemos la cantidad de coches y camiones que podríamos sacar de las carreteras con un transporte ambientalmente sostenible y realmente vertebrador. Al final, después de destrozar ambientalmente el territorio y de haber enterrado miles de millones (probablemente nunca conoceremos la cifra final real), descubrimos que para conseguir la alta velocidad solamente necesitábamos trenes modernos, como los ecologistas decíamos desde el principio. Añadan los informes que ya cuestionan su rentabilidad estatal, con pocos viajeros y precios caros frente al tren convencional (y avances de que Galicia no será una excepción).

Perdimos la oportunidad de evitar el destrozo ambiental y económico de todo el AVE construido hasta ahora, pero todavía estamos a tiempo de reflexionar y al menos evitar el último. Por eso, aunque sea una herejía, seguimos oponiéndonos a la variante de Cerdedo y quizás, sin pretenderlo, la propia ADIF acaba de ponerle punto final. Aunque, sin duda, se seguirán anunciando estudios y más estudios, que es la forma de hacer tiempo hasta que algún gobierno valiente asuma que esa variante ya carece de sentido.