Ha formado a cerca de 60 pilotos para la práctica privada y también ofrece vuelos de iniciación
19 feb 2022 . Actualizado a las 00:58 h.Un día de San Valentín de hace 35 años, un joven Miguel Iruegas comenzó su formación para ser piloto de vuelos privados. Se entrenó llevando a las nubes a los paracaidistas y, al poco tiempo, le picó el gusanillo de enseñar, cuando arrancaba el club Aerocelta con Julio Fernández. Ambos dieron el salto en el 2009 con la compra de un Cessna de 210 caballos. Desde entonces no ha dejado de surcar los cielos.
Aerocelta es un club deportivo sin ánimo de lucro del que han salido cerca de sesenta pilotos en los últimos treinta años. «Esto no tiene salida a nivel laboral, la gente lo hace por pasión, por volar, por estar en las nubes. Puedes tener el título de ultraligero y llegarte con eso o dar un paso más y sacar el de piloto, que es la puerta también para luego avanzar a la aviación en general», explica Armando González, la otra cara visible del club. Sus alumnos son ahora sus socios, los que tienen disponible también sus instalaciones en Peinador para sus prácticas de vuelo.
En la actualidad, todos los que comparten ese sueño tienen mucha tarea por delante: nueve asignaturas teóricas en las que prepararse para luego hacer los exámenes en Barajas que incluyen clases presenciales y, a continuación, un mínimo de 45 horas de vuelo. Con todo ello encima pueden ya presentarse al examen práctico en Vigo, después de mucho esfuerzo y una inversión cercana a los 8.000 euros.
Desde Aerocelta también se encargan de renovar licencias o de habilitar para el vuelo visual nocturno a todos los que quieran viajar de noche. «Somos de los poquitos de España que tiene esta opción, por el tipo de tráfico que tiene Peinador, por el balizamiento... La mayoría de aeroclubes están ahora en aeródromos pequeños, quedan pocos en aeropuertos de la red de Aena como nosotros», explica Armando desde Madrid, orgulloso de las posibilidades que ofrecen desde su sede viguesa.
¿Y los que quieren volar pero no convertirse en pilotos privados? Para eso están los vuelos de iniciación, que el club ofrece casi todos los sábados y domingos para el público general interesado. «El avión tiene capacidad para cuatro personas incluyendo al piloto. Hay mucha gente que quiere probar y disfrutarlo, incluso quien lo coge para regalarle luego a otras personas. Se sorprenden con lo sensibles que son los mandos y con lo apacible y estable que es el vuelo, como estar en el sillón de casa con mejor paisaje», bromea Miguel Iruegas mientras detalla las rutas posibles a realizar.
La opción de media hora de vuelo cuesta 150 euros e incluye un paseo hasta Cangas cruzando la ría de Vigo, para luego entrar desde las islas Cíes. En el caso del viaje de una hora, el vuelo vale 250 euros y se puede elegir una visita por las rías gallegas desde Corrubedo o un recorrido hacia la zona de Ponteareas para luego seguir parte del trazado del río Miño. En ambos casos la estampa final continúa siendo el paradisíaco paisaje de las Cíes, la joya del único parque nacional de Galicia, en la boca de la ría de Vigo.
En función de la programación y la disponibilidad del avión, también es posible programar vuelos con destinos diferentes al aeropuerto de Vigo ya que el avión cuenta con seis horas de autonomía de vuelo.
Según explican desde el club Aerocelta, existe mucha demanda y casi todos los fines de semana tienen reservas, especialmente en la temporada de verano, cuando el permite aprovechar más horas de vuelo en horario de tarde y con luz natural.
Más allá de su querido Cessna, también ofrecen clases de aprendizaje como pilotos de drones. En el 2014 empezaron con esta formación y fueron los primeros y únicos que hacen el proceso y tienen la aprobación de la Aesa, la Agencia Estatal de la Seguridad Aérea. Aquí acuden todos los que necesitan aprender a manejar de manera profesional estos aparatos, ya que en caso de menores de edad o de drones de juguete que rondan los 200 gramos, no tiene ese requisito. Lo mismo que para los que se utilizan con fines lúdicos y deportivos.
Los usuarios necesitan algo más de un mes para sacarse el curso básico, de más de sesenta horas lectivas. A mayores, también deben recibir formación práctica, que se adapta de forma específica al tipo de dron que vayan a manejar. Después de invertir unas cuantas horas en aprender a pilotarlos, ya solo necesitarán un certificado médico para completar el curso y lograr el título.