Sila y Virginia, con un restaurante desde el 2015, duplicaron sus ventas
28 ene 2022 . Actualizado a las 01:13 h.
Más de 150 familias de Londres sobrellevaron el estado de alarma a base de pimientos de Padrón, chorizo al infierno, croquetas, gambas y pizzas con denominación de origen gallego. Las hermanas Sila y Virginia Cedeira Vilar, de Baiona, duplicaron las ventas de los productos estrella de su restaurante Volare, ubicado a unos veinte minutos en metro de la Torre de Londres, en plena pandemia. «Aquí la gente no tiene la cultura de hacer comida en casa, así que fue una auténtica locura. En pleno confinamiento teníamos colas a diario», explican. Abrían entre las 17.00 y las 22.00 horas, de jueves a domingo.
«Cada noche servíamos más de 250 croquetas, 300 pizzas y decenas de chorizos gallegos al vino, calamares o albóndigas caseras», recuerdan estas hermanas, que trabajaron más que nunca durante la pandemia.
«Aquí jamás hubo obligación de usar mascarilla ni se pidió jamás un pasaporte de vacunación», explican. Su relato parece de otro mundo, aunque ellas mismas reconocen que «lo que vivimos aquí no fue siquiera un confinamiento en comparación con lo que escuchábamos que pasaba en España». «Llamábamos a nuestros padres, que estaban caminando por el piso de Baiona 40 minutos al día cuando nosotras estábamos por el parque y sin necesidad de mascarilla», recuerdan estas emprendedoras que, con poco más de 20 años, decidieron irse a Londres con los ahorros de varios veranos de trabajo en la hostelería local y muy poco conocimiento de inglés.
Sobre su experiencia en tiempos de covid llaman especialmente la atención los desfases en las ayudas que recibieron. «Si estuviéramos en España, igual habríamos perdido todo, pero aquí duplicamos las ventas», reconocen. A las dos semanas de tener que cerrar, todos los establecimientos de hostelería recibieron entre 12.000 y 23.000 euros, en función del tamaño del negocio y, con independencia de si mantenían el servicio de recogida en local o reparto a domicilio, explican. «Aquí se ayuda muchísimo a los restaurantes afectados. Cada tres o cuatro meses se repetían estas subvenciones aunque estuvieran en activo y además, en Londres, el Estado pagaba puntualmente cada mes el 80 % del sueldo íntegro de los empleados que estuvieran en ERTE», dicen las hermanas Cedeira Vilar. La pandemia hizo que se les rebajara el IVA del precio de sus ventas del 20 % al 5 %, «lo que supone un ahorro de unos 17.000 euros cada tres meses», y que se dejaran de abonar desde marzo del 2020 los 360 euros mensuales de la tasa por actividad económica.