¿Para qué queremos que las Cíes sean patrimonio de la humanidad?

Antón lois AMIGOS DA TERRA VIGO@TIERRA.ORG

VIGO

Pita

Si el objetivo es conservarlas, mejor todo el parque nacional; si se busca un parque temático turístico, mejor no declarar nada

18 ene 2022 . Actualizado a las 01:07 h.

Hoy hacemos una reflexión a propósito de la noticia de que The New York Times incluye a las Cíes como uno de los destinos mundiales a visitar. Destacaban la limitación de visitantes como uno de los valores del parque nacional. Todos los parques nacionales tienen limitación de visitantes, pero, en el caso de las Cíes, lo que en su día se anunció como un gran éxito en medidas de conservación, reducir el máximo de visitantes, tenía sus matices pues se limitó a los campistas (pasaron de 800 a 600) que podrían pernoctar en las islas. Fue en realidad una iniciativa de los propios gestores del cámping, que lo ofrecieron a la administración y esta, acto seguido, se adjudicó a sí misma la medalla. Lo que no se dijo es que apenas supone reducir un 7 % los visitantes y que está muy por encima de las reducciones que se plantearon en el borrador del plan de uso y gestión del año 2011, que se pasó años metido en un cajón.

 Hace tiempo, decían los ecologistas que las Cíes se recuperaban el resto del año de la presión humana que sufrían en verano. Por si no fuera suficiente alcanzar durante el verano los máximos de visitantes (que no quisieron limitar ni en plena pandemia) y de lo que siempre presume la Xunta, el objetivo del parque nacional consiste ahora en desestacionalizar las visitas, que se traduce en conseguir máximos también durante la temporada baja, es decir, récord de visitantes todo el año como fin.

 La zona marítima, que hasta ahora no sufría excesiva presión turística, es también el objetivo potenciando el buceo recreativo, por si la pesca, la navegación de recreo y comercial no fueran suficiente alteración en un espacio teóricamente protegido. Seguramente, el redactor del New York Times desconoce que no fue esa la única sorpresa desagradable a efectos de conservación que nos mostró el plan aprobado respecto al borrador inicial. En aquel borrador se proponían zonas de reserva integral marítimas y terrestres (espacios libres de presión humana en las que se prohíbe todo tipo de actividad). Estábamos lejos de imaginar que no solo no se mantuvieron, sino que se redujeron. Menos del 0,5 % del parque nacional es actualmente zona de reserva integral. Pongamos como ejemplo que, de la zona marina del parque, solo se consideran reserva 32 hectáreas en las Cíes de una superficie total de 7.282.

 Actualmente, las poblaciones de las dos especies emblemáticas del parque, la gaviota patiamarilla y el corvo mariño cristado, experimentan un descenso vertiginoso sin que exista plan específico alguno para su conservación. En el caso de las gaviotas, hemos perdido en tres décadas más del 85 % de la población de las Cíes; y un 60 % de pérdida en las colonias de corvo mariño en apenas una década. Sabemos que en este último caso las artes de pesca de enmalle y el exceso de navegación en sus zonas de descanso son factores clave en su regresión, pero es tabú tocar eso.

 En cualquier caso la publicación del NYT derivó, como no podía ser de otra forma, en un nuevo capítulo de la clásica gresca entre Xunta y Concello de Vigo, que se dieron para adjudicarse el mérito poniendo como telón de fondo la declaración de patrimonio de la humanidad. Este poco edificante enfrentamiento que arrastramos desde hace años obedece a la misma lógica: falta la gran pregunta, previa a discutir si esa declaración debería ser para todo el parque nacional o solo para las Cíes segregadas del resto. La pregunta sería: ¿Declaración de patrimonio de la humanidad para qué? Si el objetivo es conservar la naturaleza, sin duda cuanto más mejor, todo el parque nacional y más. Si el objetivo es convertir las islas en un parque temático turístico, mejor que no se declare nada. Tenemos un buen indicador en la hemeroteca: a lo largo de estos años, por cada mención a la conservación de la naturaleza encontramos veinte referencias al turismo. Es mal camino si queremos conservar las islas, que es el objetivo fundamental (dice la ley de parques nacionales) por encima de todo lo demás. Quizás empieza a sobrar turismo y a faltar educación ambiental.