El obispo homenajea a Pepiño de Teis, un novicio que fusiló el bando republicano en Paracuellos en 1936
VIGO

Detenido y encarcelado antes de ser ejecutado, su cuerpo permanece en una fosa común junto a 46 religiosos
15 ene 2022 . Actualizado a las 23:43 h.El obispo de Tui-Vigo, Luis Quintero Fiuza, presidirá el lunes la culminación de los actos con los que la Iglesia Católica está rindiendo homenaje al novicio vigués José García Pérez, fusilado entre otros presos en 1936 por miembros del bando republicano en la retaguardia de la Guerra Civil en Madrid.
Los actos organizados por las parroquias de San Ignacio de Loyola, San Salvador y Nosa Señora das Neves tratan de poner en valor el perfil del llamado beato Pepiño de Teis, que fue ejecutado el 28 de noviembre del primer año de la contienda civil junto a otros presos de la cárcel de San Antón de Madrid. Unas 2.500 personas encarceladas en penales próximos a la retaguardia perderían la vida en fusilamientos en los dos últimos meses del 36.
José García contaba con 21 años cuando fue ejecutado. Según destaca el obispado, se dedicó en la cárcel a lavar la ropa de los presos de mayor edad. Su cuerpo reposa en una fosa común junto a los de 15 miembros de la orden de los Hospitalarios de Ciempozuelos, 13 oblatos de María Inmaculada, 12 agustinos, tres salesianos, dos dominicos y un carmelita que ya han sido beatificados también por la Iglesia Católica.
Pepiño de Teis nació en 1915 en San Juan del Monte, emplazamiento perteneciente al barrio vigués. De familia necesitada, comenzó a trabajar como albañil de niño tras la muerte de su padre. Unas obras que se iban a llevar a cabo en el colegio asilo del Niño Jesús de Praga de Vigo le sirvieron para entrar en contacto a los 14 años con la orden de las Hijas de la Caridad, quienes le acogieron en las comidas para evitar el hambre que los testimonios recogidos por el obispado atestiguan que pasaba, como también que enseñaba a niños de su barrio lo que aprendía en las clases del centro escolar.
A los 17 años ingresó en el colegio apostólico de Villafranca del Bierzo, recalando posteriormente en el noviciado de Hortaleza (Madrid), donde sería apresado. Parte de la congregación se había trasladado a Burgos, en la zona dominada por los sublevados que desencadenaron el golpe de Estado. Pero Pepiño, que decidió mantenerse en el noviciado, sería apresado y conducido a los calabozos de la Dirección General de la Seguridad.