Derribadas cuatro casas en el barrio de San Roque, en Vigo, tras cinco años con okupas

Luis Carlos Llera Llorente
luis carlos llera VIGO / LA VOZ

VIGO

M.Moralejo

Los vecinos relatan que había peleas nocturnas y trapicheo

15 dic 2021 . Actualizado a las 14:50 h.

El Concello de Vigo ha derribado cuatro casas que estaban okupadas desde hacía al menos cinco años y que se habían convertido en un punto negro del tráfico de drogas en el barrio de San Roque. Estaban numeradas con el 130, 132, 140 y 144. Las viviendas se encontraban en estado ruinoso en un callejón junto a la iglesia de San Pablo que por la parte de atrás conecta con la calle Gregorio Espino.

Los inmuebles llevaban muchos años en mal estado y como la propiedad (la inmobiliaria Fegaunión, con sede en Madrid) no tomaba medidas de rehabilitación ni de higiene, el Concello las ha tirado de forma subsidiaria con un coste de más de 79.000 euros. La empresa desarrolló en Vigo varias promociones, pero su representante se fue de la ciudad. La demolición se ha ultimado estos días y en lugar de las casas adosadas y el chalé independiente ha quedado un espacio vacío en forma de calle. La empresa contratada para realizar la demolición se ha quedado asustada de «la gran cantidad de suciedad y de restos de droga que hemos encontrado en el interior», señalan los empleados de la compañía de demoliciones. Tras el derribo han llenado una tolva de enseres sucios y restos de basura que había en el chalé que ya había sufrido algún incendio.

La demolición ha supuesto un respiro para los vecinos del barrio, que estaban preocupados por los gritos, altercados y el trasiegos de traficantes y de toxicómanos. «En el verano murió uno en el interior», relatan. Los residentes esperan que el derribo deje espacio libre para aparcar en un barrio que tiene muchos servicios y un colegio con mil alumnos y no hay lugar donde estacionar los coches. «Lo que tienen que hacer con este espacio es asfaltarlo», señala Marcos, un trabajador que para cotidianamente en la zona a desayunar. El Concello explica que, de momento, no está previsto trazar una nueva calle y que el solar se edificará en un futuro si el dueño lo pide y obtiene licencia.

Una ciudadana del barrio, Patricia Fernández, señala que la zona «va a quedar mejor de lo que esta porque ahora es horrible aparcar». María del Carmen Gil, residente en la confluencia de San Roque con A Doblada, que veía todos los días lo que sucedía en el entorno de las casas okupadas, asegura que «había mucho trapicheo y la policía venía bastante por aquí». Otra vecina especifica que «nuestro edificio pidió el derribo de estas viviendas en ruinas porque había ratas como conejos» y se vendía droga. «Yo lo veía, no paraban en todo el día. Lo pasabas mal porque se pelaban por las noches. ‘¡Te mato!', se escuchó gritar en alguna ocasión».