Los músicos callejeros hacen su agosto gracias al tirón de las luces de Navidad

alejandro martínez VIGO / LA VOZ

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«La gente está más contenta y es más generosa» dice un rockero uruguayo

25 nov 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Un concierto cada 50 metros en la calle Príncipe. Las miles de personas que salen a la calle estos días prenavideños tienen el espectáculo asegurado con el talento de los músicos callejeros que encuentran a su paso. El público ocasional se muestra generoso durante estas noches en las que brillan once millones de luces led. Están viviendo una buena época y están encantados. Es hora de empezar a recuperarse después haber perdido el contacto con su público por culpa de la pandemia.

El caer de las monedas resuena en los estuches de sus instrumentos o en las prendas que colocan en la vía para que quede claro que, además de por amor al arte, necesitan vivir de lo que están haciendo. Esa colaboración es toda una recompensa a muchas horas de ensayo y, sobre todo, el sacrificio que supone pasar cada anochecer a la intemperie, soportando las bajas temperaturas para animar durante unos segundos, o tal vez unos minutos, el alma de la gente que pasa. Algunos ciudadanos se paran, graban por el móvil y aplauden.

Sebastian Stone es un uruguayo que lleva seis meses en Vigo viviendo de lo que gana en la calle cantando rock and roll y deleitando a los viandantes con su voz ronca y ritmo contagioso. «La gente está más contenta y es más generosa ahora que en otras épocas del año», afirma.

Bandas espontáneas

Lo curioso es que muchas bandas se forman de manera espontánea entre los músicos que se conocen en la calle. «Vamos así jugando para que no sea siempre lo mismo», afirma Sebastián. Su pequeña banda se formó así. Empezó tocando solo y después llegó Alexis con su contrabajo. Con apenas dos años de práctica, este vigués marca con soltura la base de las canciones. La guinda del pastel la puso Ernesto Millos, que maneja con gran ligereza las baquetas con las que marca el ritmo en una sola caja de batería. «Veía que económicamente no les iba bien y aporté para que la cosa fuera para arriba», afirma. Este vigués de 75 años sobre todo se divierte en la calle haciendo música, ya que no se lleva ni un euro de las ganancias obtenidas. «La música cura el alma y yo toco por ayudar a esta gente», afirma. La banda triunfa en la calle Príncipe y aún no se han puesto un nombre.

Gracias a su talento viven de lo que hacen aunque reconocen que hay competencia, sobre todo durante los fines de semana. «Cada vez hay más músicos y menos lugar», reconoce.

a.m.

Los músicos callejeros son muy reservados a la hora de explicar sus ganancias. La cantante Anahí asegura que nunca se gana lo mismo. «Varía si es a principio o a finales de mes. Nosotros no nos quejamos. Siempre trabajamos muy bien, sobre todo ahora, en Navidad, cuando la gente sale más a la calle y nosotros los artistas tenemos más visibilidad».

«A mí me encanta la Navidad. Es una época muy bonita. Aunque haga frio hay más libertad en la calle», afirma esta joven viguesa criada en Buenos Aires, que ya tiene mucha experiencia como artista callejera. Junto a la bola gigante de Urzaiz, deleita a la gente que pasa con su voz y su guitarra, acompañada por un amigo que también es músico y da clases de guitarra.