Para la falta de insulina, tecnología

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua VIGO / LA VOZ

VIGO

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El control de la diabetes en casa ha mejorado gracias a nuevos dispositivos

14 nov 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El control de la diabetes en casa es cada vez más tecnológico. En el Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo tienen a 150 niños y adolescentes de hasta 16 años en seguimiento por esta enfermedad autoinmune cuyo día mundial se celebra hoy, que hace que el páncreas no segregue suficiente insulina para procesar la glucosa. Es incurable y su vigilancia descansa en gran parte en los pacientes y sus familias, pero cada vez tienen más herramientas. «Hace años había que ser muy estricto con las comidas, los horarios de administración de insulina, etc.», detalla el pediatra especialista en endocrinología José Luis Chamorro, responsable de la unidad de diabetes infantojuvenil, «pero desde hace pocos años se utilizan dispositivos tecnológicos que han mejorado mucho el cuidado y el control de la enfermedad».

Entre estos aparatos están los sensores que se implantan en la piel y que permiten monitorizar la glucemia sin necesidad de pincharse. Estas máquinas almacenan la información: cuándo se han tomado mediciones y con qué resultado. Cuando el niño va a una revisión al médico —cada tres meses, si todo está bien—, el doctor dispone de todos los datos, porque se vuelca en un sistema de nube. «Gracias a esto pudimos hacer el seguimiento de los pacientes durante el confinamiento, y hemos mantenido la teleconsulta», explica el pediatra. Antes era la familia la que llevaba los datos. La automatización ha permitido a los facultativos disponer de una información que antes no tenían.

Pero esto no es solo útil para el médico. También lo es para las familias. Porque si el niño tiene un teléfono móvil, se puede conectar con el sensor y enviar la información a la nube de manera instantánea. Como además tiene un sistema de alarmas, que avisa si el nivel de glucosa entra en un parámetro preocupante, la familia puede recibir toda la información al momento sin estar con el niño.

«Esto dan mucha tranquilidad a los cuidadores. Antes, la madre de un niño tenía que ponerse una alarma para levantarse de madrugada a medirle la glucosa, por si hacía una hipoglucemia mientras dormía, pero ahora le avisa el sensor», recuerda Chamorro.

Además de los sensores, otro de los dispositivos que se están generalizando son las bombas de insulina. Se trata de pequeños aparatos que se albergan bajo la piel, normalmente en el abdomen, y que regula la cantidad de insulina que necesita el paciente y se la administra de manera automática. Hasta hace poco, estas bombas existían pero no se comunicaban con los sensores; ahora ya funcionan de manera integrada, de forma que los cuidadores del niño no tienen que preocuparse por la insulina. Esta bomba se cambia cada tres días en casa.

Un tercio de los pacientes utilizan estas bombas automáticas. El primer requisito es querer usarla, porque no es obligatorio. La alternativa es usar insulina: hay una lenta que se pone una vez al día y otra rápida que se administra en cada comida.

«La diabetes es una enfermedad sin cura», dice el pediatra Chamorro, «nuestra función es tener a los pacientes lo mejor cuidados posible y evitar complicaciones para que cuando se encuentre la cura en el futuro puedan beneficiarse de ella».