«Los nativos digitales son analfabetos digitales, no saben cómo funciona»

Bibiana Villaverde
bibiana villaverde VIGO / LA VOZ

VIGO

XOAN CARLOS GIL

Esta viguesa quiere democratizar la tecnología. Ha creado un método para enseñar robótica y programación a niños y adultos «que sean capaces de crear, no solo usar»

25 oct 2021 . Actualizado a las 23:40 h.

«Hace falta tener una cultura tecnológica para tomar mejores decisiones en la vida, ya no en el trabajo, en la vida». Así de rotunda es Leticia Costas (Vigo, 1983) cuando se le pregunta sobre cómo las capacidades digitales influyen en la vida laboral. «Las empresas ya dan por hecho que tenemos esas habilidades, tienes que saber de procesos ágiles, resistencia a la frustración y adaptación». El teletrabajo, poder operar de forma remota o en la nube se han convertido en prácticas generalizadas para una generación que todavía piensa en analógico. Haber nacido con una pantalla bajo el brazo tampoco es garantía de éxito en los tiempos de la revolución 4.0. «Veo mucha autocomplacencia. Te dicen: ‘Mira qué bien usa mi hijo la tableta’, pero hace falta educar en tecnología y ciencia para ser capaces de crear, no solo para usarla. Los nativos digitales son analfabetos digitales, porque la tecnología esta bien diseñada, es sencilla, son usuarios pero no siempre entienden o saben lo que están usando, para qué funciona o para qué se puede utilizar», explica. Ahí se produce una brecha que puede llegar a ser laboral pero, sobre todo, personal por el riesgo de caer en malas prácticas tecnológicas. «Hacemos muchos talleres de ciberseguridad porque los chavales tienen que conocer los peligros y cómo actuar; y también ética, qué se puede hacer y qué no en la Red».

Costas es autodidacta. Tras dejar su trabajo como directora de comunicación de una empresa sanitaria, aprendió programación a través de herramientas gratuitas en la web: «Dejé mi trabajo en Barcelona para aprender a programar y descubrí muchísimas herramientas y software libre y me pregunté cómo es posible que esto no se enseñe en las escuelas». Pensando en la educación que le gustaría haber recibido, diseñó una formación que incluye a docentes, ingenieros, pedagogos y programadores. De ahí nació su proyecto, la academia Kidcode, para formar en tecnología e innovación a chavales y adultos. «En los coles se están haciendo mejoras, pero hay que formar a los profesores. Ya no puede ser una formación unidireccional en un aula, con una pizarra», dice Leticia. Es partidaria de que los currículos educativos incluyan programación y robótica, pero la motivación de los docentes es imprescindible. «Conozco coles que recibieron cajas de material y el material se quedó dentro de la caja. Por falta de preparación pero también por exceso de trabajo de los profesores», explica. «Tenemos que aprovechar que al niño le interesan los formatos interactivos y ágiles. Tenemos que conseguir que, en vez de jugar, quieran crear, por ejemplo, un videojuego. Que quieran descomponerlo y crearlo. Puede que les interese la banda sonora, el guion o la traducción». La inmersión digital no solo es para los más jóvenes, la revolución industrial es ahora tecnológica y en ese nicho están a día de hoy las principales necesidades del mercado laboral.

Nuevos perfiles profesionales

Cualquier persona puede dedicar una parte de su tiempo a hacer cursos gratuitos masivos online, son los moocs: «Para detectar fortalezas, dar un salto en la carrera laboral o formarse durante la búsqueda de empleo», explica Costas, que trabaja también como consultora de innovación con empresas. «Hay herramientas como Python -lenguaje de programación- con multitud de usos en inteligencia artificial o como App Inventor, que permite crear aplicaciones a usuarios nivel básico». Conceptos como Design Thinking, que consisten en utilizar el análisis y la intuición para la resolución de problemas, pueden ser muy útiles en las organizaciones que quieren acercar la tecnología a las personas. «Nos gusta ser facilitadores. Adaptamos aspectos complejos de la industria 4.0 para que personas que no tengan esa capacitación puedan entenderlo y comprendan qué implicaciones va a tener en su puesto de trabajo y con qué tipo de productos van a estar trabajando». Costas colabora con entidades como Stellantis, la Axencia Galega de Innovación, Boeing Europa y Newton Rooms, en el sector aeronáutico. «Las personas trabajan más a gusto si el puesto está mejor diseñado y tienen mejores herramientas, esto aumenta la productividad», explica.

Pero no todo es tecnología. Al pensar en nuevos perfiles profesionales, esta tecnóloga mira a las humanidades porque no todo se puede automatizar. «Cuando programamos un algoritmo lo programamos con nuestros sesgos, si somos racistas, va a tener un sesgo racista. Todo lo que sea un desarrollo de un producto tiene que estar basado en la ética». Por eso, cada vez hay más demanda en las empresas de perfiles híbridos con conocimientos de psicología, filosofía, historia o traducción. «Hay una parte cualitativa del ser humano, que lee mejor una persona». Por eso, asegura, no hay que temer a la tecnología sino aliarse con ella.

 Su canción favorita

«Better version of me», de Fiona Apple. «Sigo a Fiona porque me parece una artista increíble, completa, diferente y me gusta el mensaje que da de que siempre está en mejora constante para ser una mejor versión de si misma. Eso lo podemos hacer todos, trabajar para ser una mejor versión de nosotros mismos».