Un vigués instruye a los porteros de la Libia de Clemente

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Emilio López, un trotamundos del fútbol, se encarga de preparar de los guardametas

23 sep 2021 . Actualizado a las 10:44 h.

Emilio López (Vigo, 1965) es un hombre de retos. Cuando abandonó la cantera del Celta, se convirtió en el preparador de porteros del Getafe; después, se fue a Japón con Esnáider, y más tarde, a China e Inglaterra con Quique Sánchez Flores. Ahora, mientras el técnico madrileño espera algún banquillo, el exportero del Celta se ha adentrado en su primera aventura en una selección nacional, en la Libia de Javier Clemente como entrenador de porteros. Y las cosas no le van nada mal, con dos triunfos (ante Gabón y Angola) en las dos primeras jornadas de su grupo de calificación para el Mundial de Catar que le han colocado como líder por delante del favorito, Egipto, con quien se medirán en octubre.

«Me llamó Ramón Catalá (ex preparador físico del Celta que ahora trabaja para la federación Libia) y a mí personalmente me viene fenomenal. Me faltaba entrenar a un equipo nacional», comenta Emilio López, que vive a caballo entre España y Libia. El reto que afrontaban era mayúsculo: cortar la inercia de una selección que llevaba once años sin ganar un partido, desde los tiempos de la primera etapa de Clemente, que les guio a una Copa África después de ganar tres eliminatorias en los penaltis.

En Libia, el técnico vigués se quedó sorprendido con el nivel de los tres porteros locales que tiene a sus órdenes, una elección que ya le venía dada. «Hay tres o cuatro porteros con un buen nivel. Dos son jóvenes y con mucha proyección y el otro es un veterano de 33 años que ya ganó la Copa con Clemente. Es el típico portero veterano hecho», una estirpe que ya conocía de sus tiempos en el Watford con Foster y Aurelio Gomes.

Ninguno de los tres están están habituados al tipo de entrenamiento de porteros que existe en Europa y en Sudamérica «en donde el entrenamiento de porteros ha crecido un montón», pero sí tienen cualidades: son altos, van bien por arriba y tienen buen juego de pies. «Me sorprendieron. Siempre hacía la broma con Kameni de que los porteros africanos son diferentes, pero estos porteros árabes tienen otro corte, pueden encajar en el fútbol europeo», dice sin tapujos el vigués, que está poniendo el acento en el apartado táctico. «Tácticamente, están mal trabajados, y es en lo que estamos haciendo más hincapié, con muchas acciones de juego de equipo, de saber hacer, de dónde deben estar colocados y cómo tienen que decidir». También deben mejorar en la «estrategia fija»: colocación de barreras y colocación en las faltas laterales. «A ese tipo de cosas no les prestan demasiada atención». Y, por el momento, los números confirman el buen trabajo de Emilio López, ya que sus porteros solo encajaron un gol en dos partidos.

El buen arranque obedece, según el preparador de porteros, al conocimiento que tiene Javier Clemente del fútbol africano y su buen desempeño siempre en selecciones: «Tiene un conocimiento muy amplio del fútbol en general, conoce bien el africano (estuvo con Camerún y en una etapa anterior con Libia), planifica muy bien los partidos, siempre mantiene la calma. López Fernández se deshace en elogios hacia el técnico de Barakaldo: «Le encanta el fútbol, le encanta discutir y le saca rendimiento a los jugadores, pero luego está cerca del jugador y es muy cariñoso».

No obstante, Emilio lo tiene claro y la federación libia lo sabe: «Cuando me llame Quique, ese mismo día cojo un avión y me voy. Estaré con él mientras quiera, me encanta formar parte de ese staff». Prioridades.

Viaje en el avión presidencial para jugar en Angola

En su corta estancia en el cuerpo técnico de la selección de Libia, Emilio López ya vivió algún episodio peculiar. El que más le dejó impactado fue viajar en el avión del presidente del país a Angola para disputar el partido de la fase clasificatoria.

Todo comenzó tras ganar en casa a la Gabón de Aubameyang. «El presidente bajó al vestuario después de ganar y nos cedió el avión presidencial para viajar a Angola. Fue una experiencia fantástica», relata Emilio López recordando que «creo que era un avión tipo Air Force One, era espectacular, nunca había visto uno tan bonito, y el viaje que era de siete horas se nos hizo muy corto», relata. Máxime, si se regresa con una victoria.

Vestigios de la guerra

Por otra parte, cada vez que viaja a Libia, enseguida se encuentra con vestigios de la última guerra. «Cuando jugamos en Bengasi, me encontré con milicias por la calle, aterrizas en un aeropuerto militar y hay mucho balazo. Impresiona, las ciudades están muy estropeadas y necesitan un tiempo para la reconstrucción». No obstante, el cuerpo técnico del equipo nacional tiene todas las facilidades en un hotel. El fútbol también es allí una religión.