Los contagios en jóvenes llevan a infectar a personas ya vacunadas

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua VIGO / LA VOZ

VIGO

XOAN CARLOS GIL

Uno de cada diez casos nuevos en el área de Vigo se da en gente ya totalmente inmunizada

12 jul 2021 . Actualizado a las 22:04 h.

Todos los adjetivos se quedan cortos para describir el ritmo al que está evolucionando la pandemia de covid-19 en el área sanitaria de Vigo en los últimos días. La curva de contagios del coronavirus tiene un punto de inflexión claro: San Juan. Hasta ese momento, los nuevos casos iban cayendo a un ritmo moderado. La vacunación avanzaba y la situación estaba tranquila. El 23 de junio la incidencia acumulada a 14 días del área sanitaria de Vigo, el indicador de referencia para medir la evolución de la epidemia, fue la más baja desde agosto del año pasado. En dos semanas se habían detectado 25 casos nuevos por cada cien mil habitantes. Ayer eran 151. Son seis veces más en solo 17 días.

Hay que volver a finales de febrero para encontrar una incidencia similar. Se puede ver de otro modo. Los contagios venían bajando desde el 20 de mayo. La incidencia tardó dos meses en bajar de 122 a 25 en el área sanitaria de Vigo, y ahora ha hecho el viaje de vuelta, y ha llegado todavía más lejos, en solo dos semanas. «La clave está en los jóvenes», dice el jefe de servicio de alertas epidemiológicas de la Consellería de Sanidade en la provincia de Pontevedra, Miguel Deza, que tiene todos los datos de los contagiados. El 58 % de los infectados en las últimas dos semanas tenían menos de 30 años.

Ocurre lo siguiente. Los jóvenes se contagian en encuentros entre ellos, llegan a sus casas e infectan también a sus familiares. Esto se sabe porque ante cada caso positivo se hacen pruebas a sus contactos. Muchos de los padres de los chavales que ahora se infectan ya tienen al menos una dosis de la vacuna, y muchos otros tienen las dos. Se les hacen las pruebas igual. Y algunos vacunados también dan positivo.

En estas endiabladas dos semanas, Saúde Pública ha registrado 878 contagios en el área sanitaria de Vigo. De ellos, 84 (el 9,6 %) ya habían completado la pauta de vacunación y 107 (el 12 %) tenían al menos una dosis. Por lo tanto, uno de cada cinco infectados en este tiempo ya tenían alguna dosis de la vacuna contra el covid-19.

Normalmente son casos con síntomas leves. «La vacuna no es esterilizante, sino que evita complicaciones que pueden llevar a ingresar en la uci o en planta», advierte Deza, «pero los vacunados no deberían bajar la guardia». La eficacia de las vacunas no es total. Para Pfizer, por ejemplo, la más extendida, se midió un 95 % de eficacia, en condiciones de ensayo clínico. Pero que alguien dé positivo no significa que la vacuna haya fallado porque, como explica el epidemiólogo, el fármaco procura evitar las complicaciones asociadas a la enfermedad, no la infección. Muchos casos entran en el sistema no porque el contagiado tenga síntomas y se haga la prueba, sino casi de rebote, porque es contacto de otro y entonces se le hace la PCR y descubre que estaba infectado. Pero habría pasado desapercibido si no le hubieran hecho la prueba.

Los casos de la primera dosis son diferentes. La primera ya induce la generación de anticuerpos, pero no hay inmunización completa hasta que se pone la segunda -salvo en el caso de Janssen, que es monodosis- y esto cobra una relevancia especial con la circulación de las nuevas variantes. Para la delta o india (linaje B.1.617.2), por ejemplo, que está ganando terreno en todo el mundo, ya hay estudios que muestran que una sola dosis reduce mucho la eficacia de las vacunas si se compara con la variante predominante hasta ahora, la alfa o británica. Pero esos estudios señalan que con la pauta completa apenas hay variaciones.

«La variante delta es mucho más contagiosa que las anteriores», observa la infectóloga María Teresa Pérez, coordinadora clínica de la planta covid del Hospital Álvaro Cunqueiro. Pero eso no lo explica todo: «Estamos en verano, estamos cansados de tantos meses y nos hemos relajado demasiado».

En los centros sanitarios no se nota la presión de otras olas. Ayer había 871 enfermos de covid en el área sanitaria de Vigo. El 7 de mayo eran 878. Pero entonces había 50 personas ingresadas en los hospitales (12 en uci) y ayer eran cinco, todos en planta. «La mayoría de los hospitalizados que tenemos ahora no tenían la vacuna», dice Pérez. Por sus edades, es fácil saber que a algunos ya los habían convocado.

Los médicos se confiesan preocupados por la situación epidemiológica, pero tranquilos por la presión asistencial. El jueves, en las urgencias del Cunqueiro atendieron 22 casos sospechosos. De ellos, siete fueron diagnosticados con el covid y otros cuatro ya lo habían padecido. «Ninguno de ellos tuvo que ingresar», resalta el jefe de servicio, Ángel Pichel. A finales de enero, en el cénit de la tercera ola, el 5 % de los infectados acababan en el hospital; ahora son el 0,6 %.

No hay riesgo cero

Pero todo es una cuestión de porcentajes. La pandemia ha dejado claro que la edad es el principal factor de riesgo, aunque eso no significa que el riesgo sea 0 para los jóvenes. El 1,5 % de los chicos infectados con el coronavirus de entre 20 y 29 años en Galicia, por ejemplo, acabaron ingresados en el hospital, según un estudio que elaboró y publicó La Voz a partir de 110.000 casos de covid en la autonomía. Cuando hay una decena de infectados, un 1,5 % no es nada; pero cuando hay 200, ya son tres pacientes.

Y en realidad hay muchos más. En las últimas dos semanas se han contagiado 386 personas en el área sanitaria de Vigo de entre 18 y 29 años, según las cifras que aporta el jefe de alertas epidemiológicas. Son el 43 %. Teniendo en cuenta las cifras de población, en este tramo de edad se han registrado 625 casos por cada cien mil personas, una cifra que cuadriplica la media general y que si se extendiese a toda la población obligaría, según los baremos de restricciones de la Xunta, a cerrar toda la hostelería y a no permitir entrar ni salir de los concellos del área sanitaria de Vigo.

CAPOTILLO

«Falta pedagogía, hay que explicar a los jóvenes que tenemos pandemia para rato»

El jefe de servicio de alertas epidemiológicas de Pontevedra tiene claro que hace falta tomar medidas porque la pandemia se está descontrolando. «Falta pedagogía», asegura Miguel Deza, «hay que explicar a los jóvenes la trascendencia y de todo esto; porque tenemos pandemia para rato». Los contagios en la población más joven coinciden con el fin de un curso en el que se consiguió contener los brotes en los centros educativos. Para Deza sigue siendo esencial un mensaje que es muy sencillo: «Mascarilla, distancia social, higiene de manos y ventilación; esa es la clave. El peligro está en interiores, cuando se quita la mascarilla», constata. Cree que no tendría sentido cerrar el ocio nocturno porque los hosteleros no tienen la culpa, pero aplaude medidas como la PCR previa para atajar la posible transmisión.

Desde su servicio contactan con los infectados para que les aporten sus contactos. Algunos ocultan nombres: «No quieren que sus amigos o familiares se queden diez días en cuarentena, pero es fundamental para frenar la transmisión; volvemos a la necesidad pedagogía».