Mundialista por sorpresa y previo paso por el hospital

M. V. F. VIGO / LA VOZ

VIGO

CEDIDA

Iria Rodríguez sufrió una caída la víspera de ser quinta en la Copa de Europa de Coimbra, logrando billete para el Mundial sub-23

16 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Iria Rodríguez Huertas lleva el deporte y la competitividad en las venas. Hermana pequeña del piragüista Roi Rodríguez, la hermana menor de ambos es palista y atleta, mientras que ella se ha decantado por el triatlón. Y este fin de semana conseguía sin esperarlo plaza para el próximo Mundial sub-23 de la disciplina. Una auténtica sorpresa lograda sin estar en las mejores condiciones posibles hasta el punto de que el día anterior terminó en el hospital.

La deportista tomiñesa, nacida en 1999, cataloga su clasificación como algo «súper inesperado». Máxime tras el percance del día anterior. «Me caí con las vías del tranvía cuando estaba viendo el circuito. Resbalé con la rueda de la bici y me abrí la barbilla», relata. Episodio que terminó con cuatro puntos y que le complicó las cosas, pese a no llegar a poner en riesgo su concurso. «Con que me cerraran la zona, era suficiente. Pero sí que me quedó la cabeza un poco atontada», recalca.

De ahí que Rodríguez Huertas distinga entre que no fue de sus «mejores pruebas», pero por el contrario, sí fue la mejor en cuanto a lo que al puesto conquistado se refiere. «Fue una sorpresa lo que pude hacer a pesar de cómo me estaba encontrando», desgrana sobre una Copa de Europa en la que reconoce que sufrió, especialmente en la carrera a pie. «Eran dos vueltas y en la primera iba sexta o séptima. En la segunda, me puse tercera e incluso abrí un huequecito con la cuarta y la quinta, pero me acabaron pillando en los últimos 250 o 300 metros», una recta final que se le hizo muy larga porque ya se la «había jugado al adelantarlas antes y no tenía mucho más gas», reconoce.

Y si el quinto puesto ya era un logro importante, lo que no tenía en mente Iria era que llevaba aparejado el premio gordo del Mundial. «Alguna idea tenía, pero no era consciente y me lo comentaron justo al acabar. Me enteré cuando había cruzado la meta», revela. En absoluto iba con ese objetivo. «No, realmente iba a hacer mi mejor carrera como voy siempre, porque mucho más que eso nunca puedes hacer. Fue una grata sorpresa después de un fin de semana caótico», valora.

Cuando se lo dijeron, confiesa, no se lo creía. «Tenía un dolor de cabeza intenso por el golpe del día anterior y lo único que quería era descansar la cabeciña», dice. Cuando le pasaron la captura de pantalla con los criterios, empezó a asimilarlo «un poco» y ahora lo vive con ilusión. «Tengo la próxima semana de descanso, porque hasta noviembre no vamos a parar de competir, y a partir de ahí, a trabajar duro para preparar el Mundial», apunta.

Más allá del golpe, no llegaba en un mal momento de forma, pero sí con cansancio acumulado durante tres semanas frenéticas encadenando presencias en diferentes competiciones. «Aparte de competir, están los desplazamientos, que aunque no saliera de la península, ir de acá para allá se nota. Y también tuve los exámenes de la Universidad», dice la triatleta y estudiante de Psicología a distancia con una beca de la UCAM. «Fueron unas semanas exigentes», subraya.

De todas maneras, ese ritmo frenético le ha ayudado para volver a activarse tras el confinamiento y el posterior tiempo sin competir que conllevó la pandemia. «Fue mucha competición en bloque, una locura concentrada, pero me vino bien», indica. Y lo argumenta con que había vuelto «un poco dormida» tras el parón. «Necesitaba más estímulos, estar un poco espabilada, porque para competir tienes que estar muy activa y la primera prueba, en Melilla, no me salió todo lo bien que esperaba», comenta.