Un podenco apaleado inspira el estreno de la marca vegana viguesa Libre de Sufrimiento

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO

cedida

La firma de la diseñadora Tránsito Iglesias y la familia de Olalla Táboas, Ricardo Fontenla y su hija Martina, crea unas tazas cuyos beneficios son para dos protectoras

13 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La historia de Lola no difiere mucho de la de cientos de perros abandonados cada año por cazadores que practican ese humano deporte y desechan de su equipo a los canes que no cumplen bien su función o a los que de tanto cumplirla, acaban inservibles. Pero no por muchas veces contada, la historia deja de repetirse. Y no por tantas veces dicha, deja de ser una tristeza. Para algunas personas, la pena es infinita. Otras, además, sienten el impulso de hacer algo para evitarlo. Desde denunciarlo a tratar de salvarles la vida in extremis.

Es el caso de la diseñadora viguesa Tránsito Iglesias, formada en la Escuela de Diseño de Madrid. La que fue una celebridad local del textil a mediados de los 90 (en las hemerotecas están las crónicas de la gala Transitum ad Delirium que devolvió a la ciudad a los días de la movida) decidió pasar del brillo de los focos al esplendor de la vida tranquila. «Me aparté de todo eso, me hice animalista y me olvidé del mundo», cuenta añadiendo que además, «hace casi una década me hice vegana y quise sacar una colección de ropa con esas premisas, pero en ese momento no había nada de eso en el mercado, así que tuve que arrinconar el proyecto y empecé a pensar en hacer un cómic sobre la vida de Lola, la perrita que recogí». A Tránsito, de 59 años, se le rompe la voz solo con recordarlo a pesar de que ya han pasado casi diez años desde que se la encontró tirada en la calle tras una paliza de su dueño cazador.

La idea era que su historia ayudara a azuzar conciencias, pero siendo la mascota la protagonista de todo. «Nosotros somos un equipo, como Los Ángeles de Charlie, y Lola es Charlie, trabajamos para ella», explica aclarando que además, esos ángeles son amigos que se le cruzaron por el camino: Olalla Táboas, su marido Ricardo Fontenla y la hija de ambos, Martina. «Ellos se involucraron en el proyecto en el que yo estaba poniendo mis ahorros, pero no me podía permitir el lujo de pagar a nadie más», explica.

RUTH FARIA

Así nace la marca Libre de Sufrimiento y los productos Libre by Lola, un nombre que condensa lo que quieren ayudar a proteger, que son los animales y el medio ambiente. «Por eso nuestros artículos se fabrican con algodones orgánicos y son serigrafiados con tintes al agua inocuos», añade Olalla. Camisetas, bolsas y pañuelos forman parte de sus primeros lanzamientos en la tienda online (libredesufrimiento.com) que acaban de poner en marcha.

Pero han lanzado también tres modelos de tazas diferentes que no están en su tienda porque es una iniciativa solidaria que han puesto en manos de dos protectoras: Os Biosbardos y Villa Peixiño. Lola ha diseñado esa colección y los beneficios irán a sendas protectoras que gestionan ellas mismas las ventas a través de sus redes sociales y en tiendas como A Trastenda de Parche o Gabana. «Pretendemos ayudarles en esa maravillosa labor que desempeñan, cuidar de los que no tienen nada y conseguir lo más importante, un hogar», explica Olalla. «Y precisamente como nos importa mucho, no queremos mezclar una cosa con la otra. No es una pose», añade. Su hija tiene 11 años y ha querido participar activamente con su perra Zoe como modelo y con vídeos esplicativos. «Es una manera de concienciar a los niños contra el abandono de los animales y la responsabilidad que se adquiere al aumentar la familia con un animal», justifica Tránsito, que preside la Asociación Vegana de Galicia.

Un cómic «online» relata la peripecia de la perrita ahora estrella de la moda

«No son perros callejeros sino perros con mucha calle», aclara Tránsito sobre un proyecto que ha contado con el apoyo de mucha gente. Para visibilizar la peripecia sufrida por su perra, encargaron un cómic que cuenta cómo Lola pasó de estar aterrorizada y medio muerta, tirada en una carretera tras una paliza, a encontrarse con su familia actual, que la ha convertido en una pequeña estrella del diseño de moda solidaria y vegana.