La venganza del comisario jubilado de Vigo: denuncia a su sucesor por una falta disciplinaria por firmar antes de tiempo

e. v. pita VIGO / LA VOZ

VIGO

Óscar Vázquez

Carlos Valcárcel escribió su queja horas antes de abandonar el cargo y una vez que la cúpula policial le prohibió brindar un desayuno de despedida a los periodistas

12 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El ahora excomisario jefe de Vigo, Carlos Valcárcel, se vengó de lo que consideró un mal trato de la cúpula policial gallega hacia él porque le prohibió invitar a un desayuno a los periodistas dentro de la comisaría para despedirse en su último día en activo antes de jubilarse. Horas antes de devolver la placa, envió una denuncia a la comisaría provincial de Pontevedra y al órgano de régimen disciplinario de la Policía Nacional para quejarse de que su número 2 y sucesor, Juan José Díaz, presuntamente había firmado varios documentos para pedir refuerzos para un partido de fútbol en Balaídos y aprobado dietas sin haber tomado posesión oficial del cargo. Pide que la Policía Nacional abra expediente disciplinario al actual jefe de Vigo «para subsanar dicha irregularidad».

En la denuncia, Valcárcel dice que ha tenido conocimiento de una «ilegalidad» cometida por el jefe de operaciones (Jucol), Juan José Díaz, porque desde el 4 de mayo «está firmando en la documentación oficial de esta dependencia con el pie del comisario actual sin tener autorización ni potestad para ello». Recalca en la misiva que él seguía prestando servicio activo en esas fechas y no había autorizado «en ningún momento» a su número 2 a firmar papeles oficiales de la comisaría. Añade que, días antes, le avisó a Díaz por WhatsApp de que aunque él seguía de vacaciones, «esta semana solo firmo y me despido de unas personas. Salvo una anomalía, se acabó».

Califica la actitud de Díaz, que ayer asumió el cargo en funciones de comisario jefe, de una «falta de consideración hacia la superioridad, atribuyéndose una función que en estos momentos no tiene encomendada, ostentando un cargo que no le corresponde, lo que origina como mínimo, una alteración de la verdad en cuanto a la formalización de un documento oficial que puede ser motivo de utilización para presentar un recurso en contra de una resolución oficial adoptada».

Entre las órdenes supuestamente firmadas por Díaz figura una petición para pedir refuerzos a los antidisturbios de A Coruña para que viajen a Vigo a mantener el orden en el partido de fútbol entre el Celta y el Getafe en el estadio de Balaídos. La orden fue refrendada por el jefe superior en funciones de Galicia, según Valcárcel. Acusa a su número 2 de firmar también un «considerable número» de dietas de desplazamiento a agentes.

La tensión entre Valcárcel y la comisaría provincial creció en su última semana de trabajo porque sus superiores le reprocharon que hubiese concedido una entrevista a La Voz sin permiso o que programase un desayuno con periodistas como despedida por su jubilación, acto que le denegaron. Recurrió y le reiteraron la prohibición. Se quejó del trato.

El Sindicato Unificado de Policía (SUP) lamenta que «al final la que paga esta pugna es la institución» y creen que la cúpula erró al dejar «solo y moribundo» a un veterano que «estaba mosqueado y no tenía nada que perder». El resultado fue que Valcárcel salió vestido de paisano a la calle para dar una rueda de prensa ante los periodistas y quejarse del mal trato sufrido, lo que a juicio del sindicato resultó peor que si sus superiores le hubiesen concedido su deseo de un acto de despedida por jubilación.

El sindicato Unión Federal de Policía (UFP) lamentó también esta incidencia porque cree que daña a la institución mientras que Alternativa Sindical de Policía (ASP) lamenta que los continuos cambios de mandos en la comisaría de Vigo no ayudan. Ambos sindicatos no ven ninguna irregularidad administrativa en la actuación del número 2 de Vigo porque, en ausencia del mando superior, el oficial siguiente en el escalafón hace su trabajo para agilizar los trámites.

Lo más curioso es que Valcárcel se reunió el jueves, cuatro días antes de su marcha, con la subdelegada del Gobierno en Pontevedra, Mayca Larriba, y con el alcalde de Vigo, Abel Caballero, sin que sus superiores protestasen.