Los atracadores del banco de Coia lograron una doble protección al usar mascarillas

e. v. pita VIGO / LA VOZ

VIGO

Oscar Vázquez

Los investigadores tienen dificultades para identificar a los asaltantes y examinarán las imágenes de las cámaras del barrio para averiguar la ruta de huida

06 may 2021 . Actualizado a las 09:56 h.

A veces, un mentón y un poco de barbilla ayuda a reconocer a viejos conocidos porque son rostros fichados que suenan a la brigada antiatracos. Pero el uso obligatorio de mascarillas por el covid complica los reconocimientos policiales. Un asaltante con mascarilla, gafas de sol y gorra calada es como si llevase puesto un casco de moto. Hace 14 meses, entrar con mascarilla en un banco era motivo para hacer sonar la alarma pero ahora es signo de normalidad a causa de la pandemia.

Esta es una de las dificultades con las que se han topado los investigadores de la comisaría que pronto dirigirá Juan José Díaz, para identificar a los dos atracadores de una sucursal de ABanca en la calle Cronista Rodríguez Elías, en Coia, el viernes a las 14.00 horas. Vestían buzos naranjas y uno iba armado con una pistola, maniataron al personal y tuvieron la calma de esperar diez minutos a que abriese la caja fuerte con retardo. Se llevaron 165.000 euros y las llaves del coche de una empleada.

Lo habitual es hacer una «quiniela» entre los sospechosos habituales, atracadores «históricos» que el día del golpe estaban fuera de prisión. La misma sucursal fue atracada en el 2014 por cuatro «históricos», que tiraron los billetes al aire al ser acorralados por la brigada antiatracos. Pero la mascarilla lo complica todo porque no hay caras que comparar en las fichas policiales.

Los investigadores examinarán las imágenes tomadas por las cámaras de tiendas y de tráfico en A Florida, Coia y Navia para averiguar cómo huyeron los dos asaltantes y su ruta. Cerca está la VG-20, que enlaza con la AP-9 y Portugal, país que ya reabrió su frontera.

Un calco del atraco a Kiwoco en el 2019

Otro enigma es por qué los atracadores pidieron las llaves del coche a una empleada para huir en su vehículo. Lo tenía aparcado fuera pero no pudieron arrancarlo. Este método puede parecer rocambolesco pero está calcado de un asalto en el 2019 a Kiwoco, una tienda de mascotas en el centro comercial O Meixueiro. Dos encapuchados, disfrazados de obreros y armados con una pistola, cogieron las llaves a una empleada, la maniataron, y huyeron en su coche con 16.000 euros. Nunca los pillaron.