Vecinos y hosteleros del Casco Vello de Vigo: «El botellón de ahora da miedo»

María Jesús Fuente Decimavilla
maría j. fuente VIGO / LA VOZ

VIGO

Oscar Vázquez

Los colectivos del barrio antiguo alertan del peligro de la masificación

05 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Las aglomeraciones de personas muy jóvenes en zonas determinadas del Casco Vello han hecho saltar la alarma entre los vecinos y hosteleros de este barrio, quienes reclaman que se meta mano cuanto antes a estos botellones sin freno en la situación actual de pandemia.

Durante este largo fin de semana las fuerzas de seguridad se vieron superadas por la cantidad de jóvenes, muchos de ellos menores de edad, que se agolpaban en calles como Teófilo Llorente.

El sábado por la tarde la Policía Local de Vigo tuvo que prestar apoyo a la Policía Nacional para disolver a grupos de personas que incumplían las normas sanitarias en ese mismo vial.

«El botellón de ahora da miedo y perjudica un montón porque nos costó mucho sacar al barrio adelante. El 95 % de los hosteleros no les venden bebida al ver la edad, pero siempre hay alguien, una minoría. Es muy preocupante, empezó en Navidad y ahora es todos los fines de semana», comenta la presidenta de la asociación Vigo Vello, Ítos Domínguez.

En un sentido similar se expresa Rubén Pérez, representante de la asociación Zona Náutico: «Da una imagen de la hostelería que no queremos; nos reunimos con las tres policías: local, nacional y autonómica, y les pedimos la máxima vigilancia y el cumplimiento de la normativa».

Advierte que, en general, los hosteleros están velando por el estricto cumplimiento y que sería una pena que se vaya todo abajo, máxime cuando están esperanzados con la idea de que el toque de queda se retrase a las 23.00 horas, una vez finalizada la Semana Santa.

Para la asociación de vecinos del Casco Vello «non se pode consentir facer o botellón baixo a veciñanza. O de Teófilo Llorente é preocupante pola situación sanitaria», comenta el secretario de la entidad Fiz Axeitos. Pide que se adopten las medidas adecuadas para evitar las aglomeraciones de gente haciendo botellón. «Non é razoable que a maioría nos coidemos ou non visitemos á familia e que logo haxa aglomeracións de máis de duascentas persoas», añade el representante vecinal. En su opinión es necesario tomar cartas en el asunto cuanto antes, dispersarlos y llamar la atención si no se respetan las distancias. Cree que no es justo que paguen todos por el mal comportamiento de algún local concreto o de grupos que incumplen la normativa sanitaria.

Once denunciados y un detenido por enfrentarse a la policía en una fiesta

Los corrillos y las fiestas ilegales traen de cabeza a las policías de Vigo. La última celebración tuvo lugar en la madrugada de ayer en un piso de la céntrica calle Marqués de Valladares y se saldó con once denuncias y un detenido.

Tras recibir la llamada de un vecino por el ruido procedente de la vivienda a las 4.58 horas, la Policía Local se personó en el lugar y se encontró con que los integrantes de la fiesta les respondieron de malas maneras «con amenazas y vaciles» y les dieron con la puerta en las narices.

Ante la negativa de los participantes en la celebración a abrirles e identificarse, los agentes tuvieron que permanecer a la espera hasta las 7.30 horas que empezaron a salir.

Fue entonces cuando identificaron a once personas, propuestas para sanción. Una de ellas, que se mostraba muy agresiva, según la propia policía, fue detenida por un delito de atentado contra la autoridad al increpar y agredir a uno de los agentes.

La edad de los participantes oscilaba entre los 20 y 30 años y el fuerte olor a alcohol podía detectarse hasta en el pasillo, tal como aseguraron fuentes oficiales.

En opinión de la propia policía a veces no resulta nada fácil valorar la situación de estos grupos de jóvenes porque se juntan muchos, aunque cada uno con seis personas para no incumplir las normas sanitarias. Al llegar los agentes procuran deshacerse de la bebida para no infringir la ordenanza que prohíbe beber en la calle.