La baza francesa moldeada en Vigo

X. R. C. VIGO

VIGO

XOAN CARLOS GIL

Alice Finot, que retomó la senda atlética cuando llegó a O Porriño para ejercer de ingeniera en el CTAG, debuta en el Europeo con opciones en los 3.000 metros

03 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Si Francia consigue una medalla en los 3.000 metros en el Campeonato de Europa de pista cubierta que mañana comienza en Torun (Polonia), debería pagar un canon a Vigo por recuperar para el atletismo a Alice Marie Genevieve Finot (Montbeliard, 1991), campeona de Francia.

Alice llegó a Vigo por cuestiones laborales en el 2016. Un año antes había retomado su idilio con el atletismo después de tenerlo mucho tiempo aparcado por motivos de estudios y de trabajo. Pero en Vigo, cuando se incorporó como ingeniera de ensayos y validaciones al Centro Tecnológico de Automoción de Galicia (CTAG), todo cambió y dentro de su apretada agenda encontró un hueco para hacer deporte con el auxilio de Manu Ageitos como entrenador y con el Celta como su nuevo club de cabecera.

El regreso al atletismo fue progresivo, combinando la pista con las pruebas populares, hasta que en el 2018 ganó su primera medalla a nivel nacional y se dio de cuenta de que debería ir un paso más adelante. «Ahí nos dimos cuenta de que había margen y comenzamos a dar un salto en los entrenos y en las cargas», recuerda. Pero también comprobó que sin descanso y recuperación no hay evolución. Era abril de 2019 y decidió darle un cambio a su vida que ahora le impulsa hacia su primera cita internacional son su selección con 30 años recién cumplidos. «No recuperaba y llegaban las lesiones. No le daba prioridad al descanso, por eso hablé con mi jefe y buscamos un acuerdo para reducir la jornada a cinco horas diarias y ahí encontré el equilibrio entre lo laboral y lo deportivo». Ese cambio le permitió asimilar las cargas y comenzar a rendir de verdad en el mundo del atletismo.

El primer rédito de la apuesta fue su clasificación para el Europeo de media maratón del año pasado, pero estaba calendado para marzo y la pandemia se lo llevó por delante. Más tarde fue reubicado en octubre, pero para entonces la francesa de Vigo ya tenía otros planes en su cabeza y renunció para poder hacer una concentración en altura.

Para entonces ya estaba decidida a seguir progresando y vio en el Europeo indoor un puente hacia Tokio y los 3.000 obstáculos, su prueba preferida. Eso, más el teletrabajo y los problemas de pistas en Vigo, le empujaron a irse a vivir con sus padres a Francia, seguir trabajando desde casa y hacer todo el calendario de invierno galo, siempre bajo la dirección de Ageitos —«que me aporta mucho a nivel de entrenamientos, somos de una edad parecida y nos entendemos bien a la hora de planificar»—.

El resultado fue la mínima con 8,53 minutos, una marca que le acredita como séptima del ránking en el Europeo, competición en la que no se conforma con participar. «La primera meta es llega a la final y luego darlo todo. Llevo una temporada espectacular y todo lo que me propuse lo he conseguido. Voy con mucha fuerza, aunque luego puede pasar de todo».

Pase lo que pase en Polonia, a la conclusión regresará a Vigo, ciudad de la que se ausentó cinco semanas, para preparar el 3.000 obstáculos y firmar la mínima para Tokio. «Me piden 9,30 y la verdad lo veo bien. Si en los 3.000 lisos vales 8,53 minutos, en los obstáculos vales 25 o 30 segundos más», comenta antes de asegurar que se ve con opciones de atacar el récord de Francia (9,25 minutos). Con la ayuda de los aires del Atlántico. «En Vigo estoy muy contenta, allí tengo todo lo que necesito», sentencia.