El arte del doblete en el descuento

M. V. F. VIGO

VIGO

Oscar Vázquez

Adrián salvó un punto para el Rápido en el tiempo añadido

27 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

No es fácil que un futbolista marque un hat trick y el protagonista del partido acabe siendo otro. Pero así fue, o al menos se lo puso difícil, con Adrián Rodríguez, el futbolista del Rápido que marcó dos goles en el descuento para empatar un duelo que su equipo perdía 1-3 cuando se alcanzó el 90. Enfrente estaba el Estradense, cuyos tres tantos fueron obra de Brais Calvo.

El resultado final es la mejor prueba de que el equipo de Bouzas no se rindió pese a verse 1-3. Y lo confirma el protagonista de la remontada -cuyos dos goles se sumaron al de Carlitos Pereira que hacía el 1-1-. «Cuando nos marcan el tercero, fue un golpe duro, lo ves lejos. Estábamos en casa, donde llevábamos una buena racha... Pero no le perdimos la cara al partido», señala el delantero vigués, de 24 años. El hecho de que el Estradense se quedara con un hombre menos les dio alas y el 2-3, «confianza para ir a por el empate». «Cuando lo intentas hasta el final, a veces pasan estas cosas», dice.

Sus goles llegaron, calcula, en el 91 y el 93 de un duelo que alcanzó el 95. El primer gol de Adrián nace de una buena jugada por banda izquierda con un balón que pone Óscar Fondevila y que recibe Rubén Martínez cerca de la línea de fondo. «Llega forzado, saca el centro hacia atrás un poco elevado, me queda cerca de la zona del punto de penalti y no lo pienso», recuerda. La enganchó con la izquierda pese a que normalmente es solo su pierna de apoyo. «Me animé y salió bien», cuenta.

A partir de ahí, saque de centro, un par de balones al área y, en el último saque de esquina, el 3-3 de nuevo con Rodríguez como autor. «Ellos estaban con uno menos, había mucho barullo e intenté separarme lo más posible de mi marca. Fondevila lo puso perfecto, me cayó cerquita de la línea de gol y solo tuve que empujar», detalla.

Y todavía le quedó la espina de que tuvo una última opción para el 4-3 que no pudo materializar. «En el 95, ya en la última acción del partido, remato de cabeza en otro córner y se me va arriba. Si entra, ya hubiera sido redondo», indica. Al terminar, asegura que la sensación en el vestuario, pese a que le llovieron las felicitaciones, era agridulce por haber tenido tan cerca los tres puntos. «Estábamos contentos, pero terminamos con una sensación extraña, porque si dura cinco minutos más, nos lo podíamos haber llevado. Eso es bueno, quiere decir que el equipo tiene ambición y no se conforma».

«Me costó arrancar»

En lo personal, los goles le dan confianza «como a todo delantero» después de una primera vuelta con la que no estaba del todo satisfecho. «No fue todo lo bien que queríamos ni a nivel individual ni colectivo. Personalmente, me costó arrancar y según pasan las jornadas, me encuentro mejor, lo mismo que el equipo».

Optimista de cara a lo que resta de temporada, cree que el mal inicio se explica por varios factores que no quiere que suenen a excusa. «Veníamos, como todos, de un tiempo parados, pero además, con la Copa Federación, tuvimos pocos amistosos. Se juntó con que éramos muchos nuevos, también el entrenador, el cambio de presidencia... Se juntó todo», resume.

En su elección por el Rápido en verano también hubo varios factores: ya había estado cedido por el Celta, se reencontraba con David de Dios y con la pandemia prefería seguir cerca de casa. «Me pareció la decisión correcta y lo sigo pensando. Tenemos muy buen grupo y estoy seguro de que las cosas van a ir bien».