Una velocista «fóra de categoría»

x.r.c. VIGO

VIGO

CEDIDA

Ainhoa Reparaz, alta, con unos tobillos y unos tendones portentosos, batió el récord gallego juvenil de 60 metros en su primera carrera en la categoría

20 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Óscar Fernández, entrenador, historiador y enciclopedia andante del atletismo, no es hombre de regalar los oídos a nadie. Por eso llama la atención la contundencia con la que cataloga a Ainhoa Reparaz (Vigo, 2005) como una velocista «fóra de categoría», la atleta con más proyección de su generación en Galicia. Y los datos confirman las sensaciones de su técnico en el Val Miñor: en su primera carrera como juvenil, pulverizó el récord autonómico de los 60 metros lisos al marcar un crono de 7.78 segundos. Y eso que solo lleva dos años practicando atletismo.

Ainhoa, que antes pasó por disciplinas como el patinaje, baloncesto, natación y el bádminton, llegó a las manos de Óscar Fernández directamente desde el colegio. Por recomendación de un profesor al que el técnico vigués estará «eternamente agradecido» y en dos temporadas escasas ya ha sido capaz de batir un récord, tiene el de 200 metros a tiro (marcó 25.49 segundos, a 11 centésimas del registro en vigor) y firma 12.44 segundos en los 100 metros. «Desde el primer día, mi entrenador me dijo que parecía rápida y ya me metió en velocidad», recuerda la viguesa, ahora residente en Baiona, sobre sus inicios.

¿Qué tiene de especial Ainhoa para apuntar tan alto? Lo primero, su estatura. «Ten 15 anos, pero a súa idade biolóxica e moito mais grande, mide 1,75», comenta el entrenador. Lo segundo, sus pies y sus tobillos. «En velocidade o fundamental é ter nocello, un bo pé, ter impulso, e todos van de punta, co metatarso», dice con su habitual espíritu didáctico antes de referirse al caso concreto de su atleta: «Esta rapaza anda de metatarso, cando vai pola rúa vai de punta, que é o que fan as bailarinas. É un caso entre un millón, non coñezo a ninguén que ande de punta, só ela», algo que la protagonista confiesa que traía de serie. «Ando así desde pequeña y no me cuesta porque estoy acostumbrada».

Su tobillo portentoso ya requiere más trabajo. «Hago ejercicios específicos con los pies», comenta mientras su técnico no repite que «ten un nocello espectacular e un tendón que na miña vida vin cousas igual». Lo ideal para una disciplina en donde los grandes atletas apenas posan el talón unas milésimas en el suelo. Lo tercero viene de serie: trabajo, humildad y compromiso, tres aspectos que en gran medida su entrenador achaca a sus padres.

Factores que le han permitido conseguir algo al alcance de pocos en un margen tan corto de tiempo: «Unha bestialidade de marcas en só dous anos. Non é porque adestre comigo, pero de todo o que pasou polas miñas mans, é fora de categoría. Ninguén en dous anos fixo o que estea rapaza, é moi complicado. Creo que a rapaza o ten todo, o único que non temos aquí son condicións para adestrar, é o único que me desespera», comenta Óscar.

Porque a día de hoy, para hacer salidas, algo primordial en la velocidad, tienen que recurrir a una acera ante la falta de pistas e improvisar unos tacos. «Tenemos unos tacos que no se clavan. Los ponemos, mi entrenador agarra la parte de atrás para sujetarlos, y yo salgo», comenta de un modo ilustrativo la atleta. «A saída é moi importante, os apoios na saída son moi de punta pero sen tacos e sen nada é moi difícil», se lamenta Óscar Fernández.

El otro gran hándicap es la falta de una instalación que mitigue el frío, el peor enemigo de los velocistas. Por eso recurren casi todos los fines de semana, a veces incluso más de lo deseado, a la pista cubierta de Expourense, en donde tienen 15 grados más que en la calle. «Se pasa mucho frío», admite Ainhoa, que comenta que el atletismo le desestresa del colegio -está estudiando cuarto de ESO en el Apóstol-, y de la vida en general. Y aunque solo lleve dos años en la disciplina, la deportista ya tiene claro que dará los pasos que sean necesarios mientras la progresión le acompañe.