Llegó a patentar la ruta marítima y confiaba en que fuera un éxito
20 ene 2021 . Actualizado a las 11:27 h.Decir Paulino Freire es decir una calle de Bouzas, máquinas de coser Refrey, astilleros, efectos navales, máquinas de vapor y, sobre todo, es amor por su villa marinera, a la que adoraba y la que ha dejado ayer para siempre con 83 años, tras dedicar la mayor parte de su vida a ensalzarla. Paulino Freire defendió con uñas y dientes que antes de llegar a su destino definitivo y ya martirizado, el Apóstol Santiago había pasado por Bouzas. Trabajó en esta idea más de tres décadas y hasta llegó a patentar la ruta. «Mi ilusión es que la ruta por mar del Apóstol venga desde Israel», decía en una entrevista a La Voz de Galicia. Creía que estaba llamada a ser un éxito teniendo en cuenta el auge del turismo náutico. Otra de sus ilusiones era que la Casa do Patín fuera la futura sede de la ruta por mar en la que se sellarían las cartillas de los navegantes, algo como la actual compostela.
Cuando hablaba de las fiestas y los fuegos de Bouzas se le llenaba la boca y explicaba su origen en el año 406, cuando al nacer Felipe III la gente empezó a quemar enseres para su celebración. Se enorgullecía del nivel que habían alcanzado igual que se enorgullecía de llevar un apellido extendido por la ría: Moaña, Bueu, Bouzas... En esta última hubo seis generaciones antes que la suya.
La afición por el mar le venía desde niño, lo prefería al fútbol. Pese a suponer un gran riesgo, iba con su hermano en falucho, «una embarcación que nació de abrir un bidón de 250 litros» hasta Alcabre, como si fuera en un yate. Años más tarde, desde la Cofradía Mayor del Cristo de los Afligidos de Bouzas, de la que era cofrade mayor, organizó el campeonato del mundo de faluchos.
Sin duda la antigua villa marinera pierde a su historiador y benefactor. La liturgia tendrá lugar mañana jueves a las 18.00 horas en el tanatorio de Emorvisa, en Pereiró, y a continuación será la incineración.