Un grupo de socios, con Baltasar Pujales hijo a la cabeza, impugna el proceso electoral del Rápido

La Voz VIGO

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Santi M. Amil

Los opositores aseguran que las elecciones no se desarrollaron de acuerdo con los estatutos de la entidad

08 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Un grupo de más de un centenar de socios del Rápido de Bouzas, a la cabeza de los cuales están Baltasar Pujales Lorenzo -hijo del expresidente que da nombre al campo del club-, Fernando López Mera y Eladio García Torres, ha decidido impugnar el proceso electoral del club vigués, del cual resultó nuevo presidente Alfonso Caneiro en sustitución de Manuel Seoane.

Los opositores consideran que el proceso no se desarrolló de manera correcta. «Esto se rige por unos estatutos que especifican que una serie de decisiones importantes deben ir a asamblea, algo que Seoane nunca he hecho», dice Pujales. Él mismo presentó una candidatura «en busca de transparencia y de que el Rápido funcione como la asociación que es», pero fue rechazada «por estar mal presentada».

El siguiente paso fue juntarse 100 simpatizantes del club que han puesto «la voluntad» para poner el asunto en manos de abogados. Dan este paso, denuncia Pujales, «después de años de solicitar cosas y que no te tomen en serio». Una de esas solicitudes fue acceder al censo electoral. «Todos los socios con número pueden verlo según los estatutos. Nos daban largas, recurrimos a un acta notarial y presentaron documentos que no tenían sentido», ahonda.

Habla de «oscurantismo» y revela que sospecha de que se han «inventado socios». «El voto es presencial si hay dos candidaturas. Lo que hacen es poner problemas a todo el que se quiera presentar porque él ya ha decidido pasarle la presidencia a un empresario que ya estaba con él de vicepresidente», relata. Argumenta que hasta el número 70, todos los socios se conocen entre ellos. «Del 70 hasta sumar la mayoría, no se sabe quiénes son. Si le pides los ingresos bancarios, dice que solo pagamos a través del banco los que no somos de su cuerda».

Pujales asegura que su familia ha llegado a un límite en que «da vergüenza que el campo lleve el nombre» de su padre. «Usa su nombre, vendiendo la moto de que continúa con lo que hizo Baltasar Pujales. Por su propio beneficio, que es lo único que le ata». También pone en entredicho la gestión económica de la entidad y todas las decisiones que ha tomado en ese sentido.