La escena cultural también pide que ames el arte del barrio

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO

Antonio Gutiérrez

Tres espacios se unen para darse apoyo en el colectivo vigués Faneca y dinamizar la calle con actos

17 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

No todo lo que ha pasado este año surgió en la soledad del confinamiento. Hay bastantes cosas que llegaron después, tras ese período de reclusión forzosa en el que bulleron las ideas. Por ejemplo, el colectivo vigués Faneca, que se ha puesto en marcha este otoño para dar algo de vidilla a un ambiente cultural que ya antes de la pandemia estaba entumecido y paralizado por la apatía general.

El colectivo con nombre de ese pez que en su modalidad brava es tan conocido en los arenales gallegos por ser capaz de arruinarte un día de playa si le pisas la aleta dorsal, llega dispuesto a inyectar el veneno de la creatividad al barrio en el que se asientan sus integrantes. Porque son tres los espacios que se han unido para apoyarse: Muta (Joaquín Loriga, 9), un local que organiza alberga eventos y organiza los suyos propios que llevan las hermanas Inés y Eva Román; Alga (Ronda de Don Bosco, 37), donde Saúl Seoane y Leticia Rodríguez dan clases y talleres de materias tan diversas como patronaje o lettering, y Cubo (Doctor Cadaval, 17b), que dirige Alfons Freire.

Como explica Inés Román, su primera intención al encontrarse fue tratar de hacer algo para dinamizar la actividad cultural y artística de Vigo, que últimamente está desangelada». Tras elaborar un calendario de actividades que comenzaba este fin de semana con un mercadillo de arte navideño para el que ya había hecho una preselección de artistas que les hicieron llegar sus propuestas, el estado sanitario en el que se halla en este momento Vigo les ha hecho posponer la propuesta hasta que sea viable. Pero hay más ideas, desde un certamen de microteatro, a la recuperación de tradiciones como el canto de taberna, mezclándolo con nuevas formas de expresión tan parecidas a esa tradición como las peleas de gallos.

Como añade Román, además de celebrar en cualquiera de los tres espacios estos eventos y los que vayan saliendo, la idea central sobre la que gira el colectivo Faneca está a pie de calle, haciendo barrio en una zona que no se humaniza con moles de granito ni plantas que sustituyen árboles que se derrumban porque no se han protegido bien. Por eso desde Faneca, en vista del clima y la insistencia del coronavirus en no abandonarnos, esperan brotar con fuerza en un par de meses, cuando llegue la primavera, la zona se muestre viva como antes y se unan otros activistas de barrio, como Emaus o la Juakina.