Cáritas abrirá su segunda tienda solidaria de ropa en As Travesas

María Jesús Fuente Decimavilla
maría j. fuente VIGO / LA VOZ

VIGO

M.MORALEJO

Los contenedores de ropa se duplican en Vigo y se extienden al área metropolitana

07 nov 2020 . Actualizado a las 16:24 h.

Cuando están a punto de cumplirse dos años y medio de la puesta en marcha de la primera tienda solidaria en la ciudad, Cáritas Diocesana de Tui-Vigo ultima la apertura del segundo establecimiento. Si para el estreno eligió la calle más comercial de O Calvario, para esta nueva iniciativa se ha decantado por otra zona con mucho movimiento, As Travesas. La idea es que pueda abrir sus puertas a finales de este año o principios del próximo. El motivo de repetir la experiencia en Vigo y no en otro municipio del área metropolitana es porque tienen que ser concellos de 50.000 habitantes como mínimo.

Con motivo de la inauguración de la tienda de O Calvario, Cáritas ya había anunciado su intención de continuar con este tipo de iniciativas. Con lo que no contaba era con la pandemia. Igual que el resto del comercio de la ciudad ha sufrido un descenso en las ventas de entre un 40 y un 50 %, su tienda tampoco ha sido ajena a la situación sanitaria que obligó a suspender la actividad durante dos meses. «Está cambiando a todos, la gente tiene miedo y no invierte. Si no va a tomar un café compra menos ropa, se pone el abrigo y listo», comenta José Antonio García, secretario general de Cáritas Diocesana de Tui-Vigo y responsable del proyecto textil.

Pese a las circunstancias desfavorables la iniciativa sigue adelante con la esperanza de que mejoren las cosas y teniendo en cuenta que la necesidad no se detiene. Todo lo contrario, la demanda de ayuda a esta organización religiosa aumenta día a día.

Lo demuestran los vales que se ofrecen para comprar en su tienda. Suponen en torno a 15.000 o 20.000 euros anuales. Eso con el valor que tiene la ropa en su establecimiento, donde un pantalón puede costar cuatro euros y la media por prenda ronda los siete u ocho euros. Si se aplican los precios de venta al público en las tiendas no solidarias el valor anual podría llegar a los 100.000 euros.

Para abastecer la demanda Cáritas ha ampliado el número de contenedores de recogida de ropa. A los cincuenta iniciales, colocados en las parroquias y en algún que otro establecimiento privado, se han sumado otros tantos convenidos con el Concello de Vigo y ubicados en distintas calles. La expansión ha llegado al área metropolitana con cuarenta recipientes más de los que había. En total suponen 190.

Tui, Nigrán y Soutomaior ya cuentan con ellos, mientras que en Ponteareas y Tomiño están pendientes de colocar.

En lo que va de año se llevan recogidas 900 toneladas de ropa, frente a las 700-800 recabadas en el 2019. El ligero incremento sería muy superior si no se hubiera producido la pandemia y es debido a la instalación de más contenedores.

Aunque en principio se había pensado en cerrar todos los roperos parroquiales, de momento se mantiene abierto alguno, más que nada como almacén general por si se requieren existencias.

Las prendas más depositadas en los contenedores suelen ser vestidos, faldas y camisetas, en el caso de las mujeres, y jerséis y pantalones, en el de hombre.

Al final del pasado verano se produjo un leve incremento de ropa en los contenedores. Para conocer la entregada en invierno habrá que esperar como muy pronto a diciembre o enero.

«A los que vienen a pedir ayuda les hacemos una atención integral»

A Cáritas llegan cada día personas en busca de alivio. «Vienen a pedir ropa, alimentos, para el alquiler del piso, para la luz, el agua, la basura... A los que demandan ayuda les hacemos una atención integral; suelen tener más de un problema, piden alimentos y amparo para afrontar servicios», explica el secretario general, José Antonio García. Durante el confinamiento Cáritas canalizó hacia los comedores sociales las aportaciones de alimentos perecederos que recibía al no poder realizar este servicio. Una de las cosas que percibe entre los demandantes de ayuda es que en la actualidad llega gente que ya había dejado de acudir. «Habían encauzado su vida y ahora retornan sin trabajo», indica García.