Municipios del área refuerzan la limpieza de los ríos para evitar las inundaciones

María Jesús Fuente Decimavilla
maría J. fuente ARBO / LA VOZ

VIGO

cedida

Voluntarios de las dos orillas del Miño unen fuerzas para retirar la basura

01 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Los organizadores temían que este año, con la pandemia, no participaran muchos voluntarios en la limpieza de los ríos. Sin embargo, la cifra no es ni mucho menos tan mala como esperaban. De momento han logrado reunir a más de 700 personas en el área metropolitana y el resultado supera los seis mil kilos de residuos. Este tipo de actuaciones no solo suplen la mano de obra que podrían aportar las administraciones, sino que cuentan con su visto bueno.

En unos casos los voluntarios acuden por libre, de forma espontánea, En otros, bajo la batuta de alguna organización, la mayoría de las veces ecologista. Es el caso de Adega, quien desde hace trece años organiza la limpieza de ríos. Paco Bañobre, educador ambiental de esa organización, se encarga de la coordinación de grupos. «Aunque algunos no participaron este año, ha habido una buena respuesta teniendo en cuenta la situación actual», comenta.

Redondela es el municipio con más voluntarios, un centenar, que lograron retirar 2.000 kilos de basura. Le siguen Gondomar, con 54 personas y 1.000 kilos, Cangas, con el mismo volumen de residuos extraídos por 28 voluntarios, y Nigrán (50 personas y 500 kilos). A más distancia, tanto de participación como de basura, se encuentran O Porriño, A Guarda, Ponteareas, Salceda y Tomiño.

En Arbo, la limpieza del río se hace de forma conjunta con el municipio portugués de Melgaço, que colabora en la actividad. Organizada por voluntarios del colectivo Máis Monte, cuenta con la colaboración de la empresa de rafting Arrepións, Vaguada Aventura, el albergue rural O Coto, las asociaciones de pescadores, A Batela de Melgaço y O Trabadoiro, del lado gallego.

Por una parte retiran los neumáticos del cauce del Miño con la ayuda de las balsas y por otra, recogen la basura de las orillas a pie. Las ruedas son trasladadas por un camión de la Cámara Municipal de Melgaço a una planta de gestión de residuos de Portugal.

La misión de los voluntarios que participan en la limpieza de los ríos es retirar los residuos que se vierten sin tocar la vegetación. Para eso ya necesitarían un permiso y saber bien lo que hacen.

«Se encuentran vertederos antiguos, colchones, lavadoras... En estos casos de residuos voluminosos se da cuenta a los concellos para que acuda una brigada y se lo lleve. Unos ayuntamientos colaboran más que otros. Lo que más hay son toallitas higiénicas, que se echan por el váter y no se deshacen. También neumáticos, piezas de coches, plásticos y, este año, alguna mascarilla», indica Bañobre.

Las limpiezas se realizan desde hace un mes aprovechando que habitualmente el caudal es más bajo y resulta accesible. El objetivo es, además de tratar de que los ríos dejen de ser vertederos, prevenir que las crecidas del otoño arrastren los residuos. También contribuyen a reducir los desbordamientos.

«Sacar los residuos es una operación muy metódica, los van buscando y retirando con cuidado, no es llevarse todo el cauce por delante. Tenemos la percepción de que el bosque de ribera es el responsable de las inundaciones y, sin embargo, esa vegetación hace de efecto esponja, reduce la velocidad del descenso», explica el ecologista Antón Lois, de Amigos de la Tierra. Advierte que desde las asociaciones ecologistas entienden que este tipo de acciones son para sacar basura acumulada en los cauces, no para arrasar con la vegetación y que, a veces, chocan con algunas administraciones, que creen que se trata de llevarse por delante la vegetación de ribera. Al ser un problema de muchos años de invasión de cauces por basura e incluso de las planicies naturales de desbordamiento se producen inundaciones en infraestructuras creadas en ubicaciones inadecuadas.

«Tradicionalmente los ríos fueron vertederos lineales, milagrosamente desaparecían, pero en realidad cambiaban de sitio. Estas limpiezas se hacen cíclicamente, limpias un tramo y al año siguiente sacas otra vez cientos de kilos. Es lo preocupante y lo que indica que seguimos arrojando basura de forma sistemática», comenta Lois. Aún recuerda cuando hace tiempo sacaron del Lagares tantos restos de un coche que solo faltaba el carburador.