Uno de los aspectos que más ha acusado es el clima. «Aquí hace muchísimo calor, humedad y presión, y eso el futbolista lo nota muchísimo», indica. También ha tenido que habituarse a una alimentación muy distinta. «Cuando llegas te encuentras que todo está frito, mucho picante... Cosas con las que el estómago de un europeo sufre».
Se trata de un país humilde y con gente muy acogedora. «Son todos muy cercanos y a nivel de vestuario y de compañeros estoy muy contento porque he encajado muy bien», indica. Mantiene muy buena relación con todos, pero más cercana con Pablo Gallego, el otro español que facilitó su fichaje. «Vivimos cerca y hago mucha vida con él, que ya lleva tiempo aquí y me ayuda con las costumbres y el ritmo de vida en Nicaragua», agradece.