Los transportistas de Vigo están «infartados»: más repartos y menos aparcamientos

María Jesús Fuente Decimavilla
maría j. fuente VIGO / LA VOZ

VIGO

M.MORALEJO

Calles como Camelias y Urzaiz suponen un calvario para los repartidores

10 oct 2020 . Actualizado a las 11:25 h.

Transportistas y repartidores no vislumbran una solución a corto plazo y están desesperados. La mayor carga de trabajo como consecuencia del aumento de las compras on line y la falta de aparcamiento, que les obliga a dar más vueltas por las calles, tienen al sector estresado.

La situación se ha agravado en zonas como la avenida de las Camelias tras la instalación del carril bici y la eliminación de uno destinado a turismos. Desde entonces tienen que elegir entre aparcar en doble fila y obstaculizar el tráfico o el carril bici, o hacer decenas de metros con la carretilla o con la mercancía a cuestas. La primera de las opciones puede dar como resultado una multa de 200 euros.

«Están infartados, tenemos todas las quejas del mundo. El primer problema que tuvimos fue con el reparto de combustible. Si el camión no puede pegarse a la casa, atraviesa con la manguera el carril bici y es un peligro», comentan desde la Asociación de Empresarios de Transporte de la Provincia, Asetranspo.

Entienden que lo del carril bici es una medida bonita y sostenible, pero tienen claro que no se dieron cuenta de que la realidad se impone y que se necesita del transporte para llevar a las casas todo tipo de productos.

«Hay sectores especialmente perjudicados, como el de mudanzas, reparto de electrodomésticos, la compra del supermercado... El trabajador se ha convertido en un carretillero, que tiene que andar 200 metros porque no hay plazas de aparcamiento o no están vacías, tienen que hacer encaje de bolillos. No estamos pidiendo subvenciones, sino que nos dejen hacer nuestro trabajo», explica el presidente de Asetranspo, Ramón Alonso.

La búsqueda de una plaza en la que dejar bien aparcado el vehículo puede llegar a triplicar el tiempo que dedican a repartir la mercancía, con lo que la jornada laboral se complica.

«Antes parabas diez minutos en doble fila, ahora hay el cien por cien de tráfico y no puedes parar, te la juegas, cualquier repartidor, de lo que sea, se la está jugando por obstaculizar el tráfico. No están en la realidad, cada vez nos hacen más imposible trabajar», indica un portavoz.

Reconoce que el sector lo está pasando mal porque con la pandemia el comercio electrónico se ha incrementado y, por ejemplo, sirven muchas más compras a domicilio, lo que ha llevado a incrementar el transporte. Si ya de por sí las plazas de carga y descarga eran escasas, con este aumento resultan a todas luces insuficientes, añade.

Otra observación que hacen desde Asetranspo es que cada día se da licencia para un negocio o mediana superficie sin situar en la puerta un espacio para la descarga. Esta falta de previsión recae al final en el repartidor.

«Es difícil conciliar vivir y pasear con que se pueda trabajar, pero hay mucho movimiento y es necesario facilitar los traslados rápidos y cómodos y no quebrantar el tráfico», comentan los transportistas.

Tienen claro que una mejor regulación del transporte redundaría en una mejora del tráfico, ya que les evitaría dar tantas vueltas por las calles y se reduciría la densidad de vehículos.

Como ejemplo de que no se cuenta con ellos citan la calle Urzaiz en su tramo más céntrico, donde, dicen, no existe zona de carga y descarga y, sin embargo, hay numerosos comercios importantes que requieren mucha mercancía.

Otro ejemplo de la falta de previsión es la última rotonda del aeropuerto, antes de llegar al Ifevi, que tuvo que modificarse porque impedía girar.

Los polígonos industriales son a veces un obstáculo para la profesión. Requieren de grandes camiones y muchas veces las infraestructuras no están preparadas, según denuncian.

Como ejemplo de consenso, Asetranspo cita el caso del Casco Vello, donde hace tiempo se resolvió bien la problemática. «Nos llamaron a la mesa, dijimos lo que le hacía falta al sector y se elaboró una ordenanza. Se sentó todo el mundo a la mesa y se resolvió. Es muy importante conocer los problemas y necesidades de primera mano para que salga bien».