«Os galegos son clientes 5 estrelas»

VIGO

XOAN CARLOS GIL

Los feriantes lusos agradecen la fidelidad de los compradores vecinos

04 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

En algunos territorios, los idiomas luso y gallego pueden llegar a difuminarse y volverse difíciles de diferenciar. Afinando un poco el oído, uno puede concluir que, en el caso de las ferias que se organizan en las freguesías raianas, los clientes gallegos son mayoría. «Nós, cando vimos a Portugal, arrasamos», decían entre carcajadas cuatro vecinos de Vilagarcía que, ayer por la mañana, salían del recinto ferial de Vila Nova de Cerveira con la felicidad propia de quien se acaba de dejar una pasta a base de gangas. «Da pena no tener una furgoneta para poder cargar más cosas», se lamenta Ángela por el peso de las bolsas que acarrean.

La borrasca Álex pasaba por ser un mito en el mercado de este sábado en Vila Nova. Ayer, a las 13.00 horas portuguesas, era casi imposible encontrar sitio para aparcar. Los vehículos se amontonaban a ambos lados de la carretera impidiendo uno de los carriles de circulación. Las matrículas, en su mayoría, tenían la combinación de números y letras propia de los registros españoles. El público iba desde las parejas de abuelos que van a tiro fijo para comprar quesos y vajillas, a los nuevos modernos que trataban de encontrar algún suéter antiguo en talla XL.

Dentro del propio mercado, los feriantes portugueses anuncian ofertas en un gallego improvisado. «Señoras, ¡zapatos a cinco euros!», anuncia Antonio Pires, un mercader que vende zapatos y zapatillas. Le patina un poco la pronunciación de la zeta, por la influencia del portugués. «Tanto en la feria de Valença como aquí, en Vila Nova, los clientes gallegos son mayoría», agradece el feriante que lleva más de veinte años recorriendo la frontera de feria en feria.

María Carolina Benito es de Mentrestido, una pequeña parroquia de Cerveira. Ofrece cactus de varios colores y formas, justo en el epicentro del recinto ferial. También algún tomate que recoge su primo y ella misma vende. «Hoxe vendín, vendín e vendín», celebra la feriante, que estuvo veinte años empleada en Francia. «Xa teño pouco que ofrecer. Viñeron moitísimos galegos, que son clientes cinco estrelas», confiesa con gracia María mientras hace ganchillo. «Tamén pasaron moitos lisboetas», destaca sorprendida. Para ella, lo propio es la clientela española.

«Nos encanta venir, aunque sea simplemente a cheirar», dicen Paula Oteo y Sandra Palacio, dos amigas de Oia que ayer se negaban a asumir el final del verano y ojeaban con curiosidad y gusto bolsos de paja. «Llevamos más de cinco años viniendo. «Pensábamos que este habría menos gente por el tema de las restricciones, ¡pero sigue lleno de españoles!», subraya la pareja sorprendida. «El supermercado lo visitamos también, porque solemos encontrar precios rebajados», confiesan.