Medio embarazo en el banquillo

míriam v. f. VIGO / LA VOZ

VIGO

CEDIDA

Federica Farabegoli siguió al frente del Xuvenil mientras esperaba a su hijo Iago

09 ago 2020 . Actualizado a las 11:29 h.

Cuenta Federica Farabegoli que, aunque no lo reveló hasta Navidad, todo el mundo el el Xuvenil de Teis intuyó desde el principio que estaba embarazada. «Me veían muy tranquilita y todo el mundo sabe que no soy capaz de estar parada», cuenta la que fue entrenadora del equipo de voleibol la temporada pasada. De hecho, su idea era haber ejercido de entrenadora jugadora, pero al enterarse en octubre de que esperaba un bebé, esa opción quedó descartada. Y a mediados de julio nacía el pequeño Iago.

Así que Federica, nacida en Italia en 1986 y afincada en Vigo desde que en una estancia de doctorado conoció a su hoy marido en el 2014, pasó la primera mitad de la gestación en el banquillo. «Después de la lesión del año pasado, tenía claro que quería intentar ser mamá. Aproveché la etapa de transición en el club (el Xuvenil renunció a su plaza en Superliga 2) y pensaba ser entrenadora jugadora. Pero me quedé embarazada antes de lo que pensaba», explica.

Los primeros meses no fueron fáciles. El hecho de haber perdido otro embarazo anteriormente invitaba a la precaución. «Necesitaba mucha tranquilidad, estar muy atenta a no hacer esfuerzos. No podía ayudar al equipo como pensaba», recuerda. Porque su idea era «jugar algún partido de titular para darle ritmo, sobre todo en seis contra seis», como venía haciendo al principio de la temporada. No quedó otra que acostumbrarse a vivirlo de otra manera. «Tuve que dedicarme a ser entrenadora 100 %, me tocaba recoger bolas, pero ya nada más», indica.

En ningún momento se planteó dejar el banquillo. «No había ningún motivo. No era de riesgo y no es ninguna enfermedad, puedes hacer prácticamente todo», subraya. Sí tuvo algún pequeño inconveniente con el que pudo lidiar sin problemas. «Al principio cuando iba a los partidos me entraban ganas de hacer pis y tenía que escaparme al baño de repente. Y los desplazamientos con barriga eran algo incómodos, pero por suerte no tuve náuseas ni nada de eso. Lo llevé bien».

Además, sus jugadoras, un equipo muy joven, vivieron de cerca y con entusiasmo la espera de Federica. «Estaban muy pendientes y flipaban, era impactante para ellas ver crecer la barriga y cómo cambia el cuerpo en esa situación», señala. Dada la edad de las deportistas, «no han visto chicas de su edad embarazadas y les hacía mucha ilusión».

La peor parte para Farabegoli fue el confinamiento. «Necesitaba moverme, ir a pasear, pero para no arriesgar no salía ni a bajar la basura. Estuve mes y medio encerrada en casa», indica. Cuando se pudo salir sí comenzó a salir a diario para que el cuerpo se fuera preparando para el parto. También está siendo su primer verano en muchos años sin volei playa. «Antes de que naciera Iago me acerqué a saludar a las chicas, pero no en plan entrenadora», matiza.

De cara a la próxima temporada, ha decidido no estar al frente del equipo, pero sí le gustaría seguir echando una mano y así se lo ha hecho saber al Xuvenil. «No soy una entrenadora que improvise, quiero prepararme bien los entrenamientos, le dedico mucho tiempo y con el niño no voy a poder hacerlo», asume. Su idea, si el club acepta, es «apoyar a un entrenador» y recuperar así su forma física. Pero sin perderse «momentos que no vuelven nunca» con su familia.

En un futuro más lejano, su deseo es que su hijo practique algún deporte de equipo. «Con unos padres que se mueven en este ambiente, será imposible que al menos no lo intente», reflexiona. A ella y a su marido -que juega a baloncesto y volei playa- les encantaría que así fuera porque «te da mucho en las relaciones y en la educación».