Pablo, un vecino que trabaja en una fábrica, también expresa su temor de que le multen cuando vaya o vuelva del trabajo. Otros residentes con problemas de movilidad tienen el mismo temor. Algunos residentes hasta tienen que ir en coche a la iglesia porque sufren dificultades de movilidad y para llegar a ella deben atravesar calles empedradas por las que resulta molesto caminar. En estas, los hosteleros tratan de recuperarse de los devastadores efectos de la pandemia. El Concello les ha autorizado a instalar hasta veinte mesas en las terrazas y lo hacen. Bouzas constituye una fachada a la ría donde muchos vigueses se reúnen para disfrutar de la puesta del sol. Los veladores y el paseo atraen a muchas familias con hijos de corta edad lo que aumenta la circulación en la zona. Esta alcanza su cénit el domingo con la celebración del mercadillo. Desde que este se ha recuperado y gracias al buen tiempo, se ha convertido en un imán para centenares de compradores en busca de una ganga o un producto artesanal. Si durante la semana es difícil estacionar, el domingo resulta imposible. Por eso varios grupos de vecinos colocaron carteles en sus balcones exigiendo una solución para el problema. Pero por ahora no se les ha dado ninguna y aunque hay espacios disponibles para convertirse en párkings no han sido utilizados para este fin.