Inseguridad vial en Coruxo por los postes y la falta de aceras

Luis Carlos Llera Llorente
luis carlos llera VIGO /LA VOZ

VIGO

Oscar Vázquez

Una instalación de Telefónica en medio de un camino pone en riesgo de choque a los conductores que giran desde la carretera

11 jul 2020 . Actualizado a las 22:36 h.

Un gran poste de Telefónica en medio de la carretera y otro invadiendo también la zona de circulación un poco más adelante. La Xunta de Galicia ha iniciado la reforma de la PO-552 que desemboca en A Guarda. «Uno de los problemas es que no se pueden hacer giros a la izquierda», relata Adolfo Domínguez, tesorero de la asociación de vecinos. Con la reforma de la carretera, la Xunta ha ampliado y modificado alguna de las rotondas para que se puedan hacer estos giros. Así ha ocurrido con la que da acceso al Camiño de Viñó, un vial que permite llegar a empresas como Europrecis o a restaurantes muy visitados, como la sidrería Carmiña. Al ensanchar la entrada del camino no se ha modificado la ubicación de un gran poste de telecomunicaciones que ha quedado en mitad de la calle con lo que se ha convertido en un peligro para los conductores que giran hacia la derecha viniendo desde Baiona y que no ven con anticipación este obstáculo. «Ya se han producido algunos accidentes» dice Domínguez.

Los vecinos de Coruxo se quejan de los graves problemas de seguridad vial en la parroquia que tiene más de 6.000 vecinos durante el invierno y que ahora eleva su población a más de 15.000 habitantes, ya que muchos vigueses que viven en la ciudad, o fuera, tienen allí su segunda residencia estival y pasan varios meses al año o sus vacaciones en ella. La ubicación estratégica de Coruxo, camino de Baiona, y sus parajes playeros y de monte, además de la presencia de que numerosas industrias con muchos trabajadores hacen que la circulación se multiplique durante los meses estivales generando atascos continuos en unas carreteras que se quedan muchas veces pequeñas para absorber el flujo de vehículos. Coruxo está atravesado por dos carreteras muy concurridas, la de la costa y la de Camposancos. Estos viales divide la zona en tres partes bien diferenciadas. Abajo está la playa o la Marina, Como le llaman los vecinos al entorno de O Vao Y otras calas como A Calzoa, donde se ubica la playa a la que acuden casi todos los dueños de perros de Vigo. La parte central se denomina la estación y es donde se ubica la antigua terminal del tranvía que va a Baiona y que se ha reconvertido en centro de atención municipal y en la sede de la asociación de vecinos. El ámbito superior es el de monte Fragoselo. Los vecinos aún recuerdan con pavor como en octubre del año el 2017 las llamas descendían desde ese monte por el camino de Viñó. Para evitar el peligro de nuevos incendios, afortunadamente el propietario de algunas fincas las ha rasurado estos días, evitando que la broza pueda convertirse en combustible en el caso de un nuevo siniestro.

Además del tráfico privado, también aumenta el público, ya que en la parroquia se encuentra la playa de O Vao. Los autobuses escupen pasajeros a cada rato y a veces los vehículos van demasiado llenos de jóvenes que no cumplen con las normas de precaución y que al bajarse en las paradas no son prudentes.

La circulación, por tanto, se complica en el verano y, además, han surgido obstáculos que pueden provocar accidentes.

Las piezas de plástico rojo y blanco denominadas New Jersey que se usan para señalizar provisionalmente, todavía están visibles en la carretera. Las reformas de los viales no han acabado y los vecinos reclaman que se acometan rebajes en algunos puntos de las aceras para facilitar el paso de peatones, como es la rotonda de A Xurela, muy transitada por la presencia de bares y una panadería.

Sin aceras

Pero no todas las calles disponen ni siquiera de aceras, por lo que los peatones se juegan el tipo. Es lo que sucede en el Camiño Romeu. A la altura del número 32 este vial se estrecha e impide que los peatones puedan circular con tranquilidad por una carretera por la que pasan los vehículos a gran velocidad, Entre ellos furgonetas de reparto como las de Tuypan que doblan la curva ocupando casi toda la calzada y no dejando un margen seguro para el tránsito. No existen aceras en todo este camino. Ampliarlo sería fácil porque el inmueble que vuelve angosta la carretera está abandonado desde hace años y pendiente de que se pueda derribar. «Hemos pedido la demolición», cuentan Juan José Paz, secretario de la asociación, que es más conocido como Pucho.