El champú del siglo XXI es sólido

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO

Oscar Vázquez

Iria García pasó de estudiar relaciones laborales a iniciarse en el mundo de los jabones artesanos. Tras formarse, ahora fabrica acondicionadores de pelo ecológicos que son menos agresivos con la piel

02 jul 2020 . Actualizado a las 07:53 h.

Cuando trata de resumir la esencia de lo que hace en Lubrei Jabones Artesanos, Iria García Marín se queda con lo que sobra: «son productos buenos por lo que no tienen». La joven redondelana afincada en O Morrazo siempre ha tenido especial sensibilidad con la naturaleza y el cuidado del medio ambiente y sus inicios en este ámbito fueron en el sector de la jardinería. Buscando un cambio profesional que iba vinculado a las relaciones laborales, dio otro giro en su forma de vivir relacionado con un tipo de alimentación que cambió por otra con menos productos procesados y más huerta y proximidad. Recuerda que una visita a una feria de segunda mano la marcó, porque allí conoció a una señora que vendía jabones que hacía con aceite reciclado. «Me llamó mucho la atención y me gustó tanto que empecé a investigar yo misma». Se matriculó en cursos online para aprender a hacer jabón con aceite reciclado y a raíz de ese contacto vio otras cosas que se podían hacer «más interesantes y que me atraían más», añade. Así, estudió naturopatía, hizo cursos de cosmética natural, no solo por los jabones sino por un cambio más global y con el tiempo, aprendiendo y cometiendo errores, se formó como experta en cosmetología y dermofarmacia por la UNED para tener la titulación y tener la posibilidad establecerse profesionalmente de cara al futuro.

Para denominar sus elaboraciones con presencia en redes sociales, Iria García eligió el nombre de Lubrei, que es el topónimo de una fuente ubicada en la zona donde vive, cerca del igrexario de O Hío, en Cangas. Las ferias de artesanía son su espacio natural, aunque el covid-19 se ha llevado por delante la mitad del calendario previsto desde marzo, (tenía, por ejemplo, su puesto reservado en la Festa da Reconquista pero no pudo hacerse) y deja todavía en suspenso el resto del 2020, a la espera de que la situación se aclare.

Las ferias son también el lugar donde no deja de aprender tras el contacto directo con el público, que testa los productos, no solo los suyos, y le comentan los problemas de piel que sufren. «Cantidad de gente padece trastornos de este tipo y me cuentan, por ejemplo, que les gustaría tener champús o cremas, pero yo con estas últimas no me meto porque es un mundo más complicado, necesitan bases y las formulaciones, al llevar agua, también hay que añadirles más conservantes. Por eso me especialicé en hacer champús y acondicionadores sólidos, porque además creo que la cosmética sólida es el futuro», aclara, añadiendo razones tan variadas como que no necesitan tanto envase, que son productos muy concentrados a los que se les puede meter muchos activos y trabajar con gran variedad de plantas. «Otra ventaja es la alta durabilidad de este formato, que en el caso del líquido se desaprovecha más», indica.

Con los sólidos, Iria García marca la diferencia en la serie que hace bajo la marca Lubrei, pero no es lo único de lo que se ha preocupado de investigar aunque no le afecten directamente, ya que ella no padece problemas dérmicos y tampoco tiene el pelo rizado. Sin embargo, conoce mucha gente con el cabello ondulado que sigue el método curly girl, que no usa alcoholes ni siliconas ni parabenos y sí ingredientes naturales. «Hay un interés muy grande por él», afirma, por eso también ha creado su propia línea para pelos rizos y otra para perros que, asegura, «son un éxito porque tienen la alcalinidad que ellos necesitan par su PH».

«No hay estudios científicos que avalen la relación, pero sí muchas personas, y cada vez más, presentan muchas sensibilidades a los químicos». La artesana aclara que eso «no quiere decir que estos productos naturales les vayan a curar, porque son productos de higiene, no medicinas, pero pueden aliviar picores, escamaciones y otras afecciones de la piel», argumenta. «Si quieres que tu champú o gel huela a melón, o tenga un color brillante, hay que usar perfumes sintéticos. Puedes elegir menos vistosidad, pero mayor calidad», advierte.

Un poco de historia

De plantas y aceites esenciales. Iria García recuerda que Lubrei nació hace un poco mas de un año aunque antes ya hacia jabones, pero con otro nombre. Comenzó usando extractos de plantas pero poco a poco, al ir incrementando la variedad de productos, apuesta por seguir unos parámetros de calidad y compra aceites esenciales y aditivos ecológicos certificados y con unas características que no se pierden por el camino. «Te aseguras de que están bien hechos», afirma. En marcha está la creación de una asociación de artesanos del gremio que iniciaron contactos en la cuarentena.