Dos años de cárcel y cursillo de educación sexual para un vigués por abusar de la hija adolescente de su novia

E. V. Pita VIGO

VIGO

El implicado se aprovechó de la vulnerabilidad de la menor, de 16 años, a la que le consentía todo y la engatusó para hacer actos sexuales

30 jun 2020 . Actualizado a las 22:46 h.

El acusado de abusar de la hija adolescente de su novia ha aceptado dos años de cárcel en una vista por conformidad que se ha celebrado esta mañana en la Quinta Sección de la Audiencia de Pontevedra, con sede en Vigo. Se declaró culpable de un delito de abuso sexual a una menor.

El acuerdo contempla la obligación de asistir a un programa de educación sexual y el pago de 12.000 euros de indemnización a la víctima por los daños morales causados. Deberá pagarle 458 euros al mes durante dos años. La condena queda suspendida condicionada a que pague.  El fiscal le reconoce la atenuante de reparación del daño porque depositó mil euros de adelanto de la indemnización. El magistrado le recordó que «no se escaquee» o le revocará la suspensión de la condena.

El pacto también incluye seis años de libertad vigilada y de alejamiento de la víctima. 

Los hechos se remontan a los años 2011 y 2014, cuando el acusado mantenía una relación sentimental con su novia, que en ese momento vivía sola con su hija menor. Madre e hija vivían en Vigo y los fines de semana se trasladaban a la vivienda del acusado situada en la misma ciudad.

La víctima tenía 16 años y estaba en una situación familiar vulnerable: no tenía trato alguno con su padre, y con su madre tenía constantes discusiones. El implicado mantenía con la menor una relación fluida y más permisiva, actuando ambos con complicidad. 

El acusado se valió de esa situación de amistad y vulnerabilidad de la menor para realizar con ella actos de naturaleza sexual que incluían tocamientos y prácticas de sexo oral. 

Los contactos se mantuvieron hasta después de que acabó el noviazgo. La menor seguía yendo a su casa pasar el fin de semana, en ocasiones ella sola y en ocasiones acompañada de su madre. Finalmente la menor, teniendo ya 18 años, dijo que no quería saber nada más y finalizó la relación.

La perjudicada presenta a raíz de estos hechos una clínica ansiosa- depresiva, compatible con un trastorno de estrés postraumático. Ha necesitado terapia psicológica y farmacológica para las crisis de ansiedad.

La Fiscalía pedía inicialmente cinco años de cárcel y 30.000 euros por los daños morales.