Miguel Álvarez Deza: «Madrid, viajes del Imserso... sabemos dónde se contagió todo el mundo»

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua VIGO / LA VOZ

VIGO

CAPOTILLO

El epidemiólogo no ve sentido a que una empresa pida pruebas a sus trabajadores

17 jun 2020 . Actualizado a las 23:59 h.

Han pasado más de cien días desde el primer caso diagnosticado de coronavirus en Galicia y el jefe del servicio de alertas epidemiológicas de la provincia, Miguel Álvarez Deza (Ourense, 1959), advierte que la resolución de la epidemia todavía tardará.

-Mañana empieza la nueva normalidad. ¿Cómo está la situación sanitaria?

-Tenemos muy pocos casos nuevos y en los últimos diez días ha fallecido solo una persona en Galicia [el miércoles, en Vigo] y se está analizando si realmente se puede atribuir al covid-19. Así que estamos en fase de resolución, aunque tardará semanas. Recibimos a diario los resultados microbiológicos de todas las pruebas que se hacen en los hospitales y también en laboratorios privados, porque hay empresas que piden las pruebas a sus trabajadores.

-¿Qué empresas?

-Armadores, industrias, fábricas, empresas de la automoción, oficinas con doce o quince empleados… La mayoría de estos son casos que llamamos prevalentes, es decir, a los que se les detectan anticuerpos IgG, que indican que superaron la infección, aunque no tuvieran síntomas.

-¿Tiene sentido hacer estas pruebas?

-Yo creo que no procede. La OMS ha insistido en que no hay que hacer pruebas a personas asintomáticas. Hay que pedir la PCR cuando aparecen síntomas, aunque sean menores: fiebre, tos, disnea, pero también pérdida de olfato o de gusto, diarrea, cansancio, malestar general incluso sin fiebre, cefaleas, dolor garganta...

-Ustedes hacen un seguimiento de las personas contagiadas. ¿En qué consiste?

-Los contagios se llevan desde tres sitios: atención primaria, que está detectando los pocos casos que surgen; los servicios de medicina preventiva de los hospitales, que se ocupan de los hospitalizados y de los sanitarios; y nosotros, que llevamos los casos que llegan por laboratorios privados, los trabajadores y usuarios de centros sociosanitarios (los seguimos al principio, luego entró el hospital y desde el 11 de mayo nos toca otra vez a nosotros) y las empresas y fundaciones de la Consellería de Sanidade. Cuando hay un caso positivo, se aísla al paciente y lo estudiamos, lo encuestamos y le pedimos los contactos estrechos desde dos días antes de los síntomas. Pasamos los contactos a la central de seguimiento de contactos contratada por Sanidade, que los llama todos los días durante dos semanas por si tienen síntomas.

-¿Cómo hacen el rastreo para llegar a todos los contactos de cada paciente?

-Hacemos preguntas como si fue al supermercado, si acudió a un centro sanitario, si viajó, si ha tenido una comida familiar... Procuramos que no haya casos huérfanos, aquellos en los que se desconoce la fuente de infección.

-¿Saben dónde se contagió todo el mundo?

-Sí, o al menos deberíamos. Además del personal sanitario o los residentes de los centros sociosanitarios, en la población general hubo muchos que venían de Madrid. En la provincia también hubo mucha gente mayor que había viajado con el Imserso a Torremolinos, Lloret de Mar, Benidorm o Matalascañas.

-Al principio de la epidemia ya llamaban a los pacientes y buscaban sus contactos. ¿Cuándo dejaron de hacerlo?

-A finales de marzo. Hubo un momento en que se convirtió en inasumible. Cada caso tiene seis o siete contactos, multiplique… Seguimos los contactos en el primer instituto afectado en Galicia, el de Moaña, y llamábamos a 48 personas cada día.

-¿Las aplicaciones móviles pueden servir para esta vigilancia?

-Dependen de la voluntad del individuo. En China y Corea están funcionando porque son obligatorias. En Australia la hicieron y era muy buena, pero la descargó menos de un 10 % de la gente. La tecnología podría ayudar mucho, pero todavía está muy verde y genera desconfianza.

-El primer caso se diagnosticó en Vigo el 4 de marzo. Esta semana el Ministerio de Sanidad dijo que hubo un caso de Pontevedra con síntomas el 15 de enero. ¿Lo tienen localizado?

-No sé a cuál se refieren. Pero lo que puede ser es que, al hacer el seguimiento de contactos de un caso posterior, se descubriese que algún familiar hubiese tenido síntomas compatibles en esa fecha, que se le hiciera un test serológico y se descubriese que tenía anticuerpos.

-En esta epidemia ha habido dos grandes focos de contagios: los sanitarios y las residencias. Aparte de estos, ¿ha habido mucha transmisión comunitaria?

-Excluyendo esos dos colectivos, en la provincia de Pontevedra ha habido 2.180 casos de transmisión comunitaria. Han sido 1.453 en el área sanitaria de Vigo [en total, con sanitarios y residencias, ayer iban 2.305], 598 en la de Pontevedra y O Salnés [en total, 815] y 139 en los municipios de la provincia de Pontevedra que pertenecen al área sanitaria de Santiago [Deza y Tabeirós]. De los 619 pacientes fallecidos en Galicia, 151 eran de la provincia de Pontevedra, el 24 %.

«Somos esenciales para frenar el virus»

Deza defiende que la vigilancia epidemiológica puede evitar que los pacientes lleguen a la uci.

-¿Se actuó tarde?

-Sí, se actuó tarde. Portugal actuó antes: el primer caso lo tuvieron el día 2 y once días después decretaron el estado de emergencia y suspendieron las clases, pero con confinamiento voluntario. De hecho, han reabierto antes.

-Los servicios de salud pública están llamados a tener un papel protagonista, para evitar rebrotes. ¿Cómo están?

-Somos esenciales para prevenir contagios y para frenar la transmisión. La labor de vigilancia epidemiológica es fundamental. Hemos dedicado fines de semana, festivos, mañanas y tarde. Pero necesitamos refuerzos, así como un libro blanco de salud pública para valorar nuestro papel dentro del sistema sanitario. Alemania o Corea del Sur, con una salud pública fuerte, han gestionado bien la epidemia.

-¿Cuántos son?

-En Pontevedra somos un servicio de cinco facultativos, de los cuales cuatro somos médicos que hacemos vigilancia epidemiológica. Desde el 8 de mayo nos ayudan dos médicas contratadas que aprobaron el mir.