Susana Aldecoa: «Un cuarto de las consultas tienen que ver con la ansiedad»

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua VIGO / LA VOZ

VIGO

M.MORALEJO

Médica de familia en el centro de salud de Beiramar, constata que han aumentado los transtornos del sueño y la irritabilidad entre los pacientes

05 may 2020 . Actualizado a las 00:38 h.

Unas horas después de pasar consulta en el centro de salud de Beiramar, la médica Susana Aldecoa dice que su trabajo ha cambiado: «Esto no es atención primaria en absoluto».

-¿Cómo ha cambiado el día a día de los médicos de familia?

-Radicalmente. El centro de salud es fantasmal. Entre nosotros, de broma, hoy decíamos que no somos médicos sino teleoperadores de la salud, porque estamos todo el día hablando por teléfono.

-¿Y qué se puede hacer por teléfono?

-Mucha gestión administrativa, como la renovación de recetas y los partes de baja. Los enfermos de covid-19, sus contactos, los cuadros de ansiedad... todo eso son muchas bajas. También hacemos mucha consulta de contención, de gente que llama para plantear dudas. Y también hacemos consulta proactiva, para ver si nuestros crónicos aguantan y si se encuentran bien.

-¿Quién va al centro?

-El que viene es aquel al que le decimos que venga. Una persona con una lesión cutánea, alguien con dolores que no mejoran con analgesia... Son pacientes agudos que necesitan ser explorados.

-Se ha referido a la ansiedad. ¿Tanta detectan?

-Calculo que la cuarta parte de las consultas que hago son por ansiedad, directa o indirectamente. Los psiquiatras y psicólogos están haciendo un esfuerzo muy importante. Hay personas que ya tenían cuadros ansiosos y tenemos que aumentar la medicación, pero otros que no los tenían e insisten en que sufren trastornos del sueño o irritabilidad, que están inquietos...

-¿Qué va a pasar con todo eso?

-Muchas personas creen que vamos a recuperar la vida de antes. Algunos nos llaman para preguntar qué opinamos nosotros, si estamos en riesgo, si se pueden fiar de salir con los niños a la calle... Todo esto indica que hay miedos. Mucha gente joven llama sin saber muy bien por qué, y lo que necesita es verbalizar sus miedos.

-¿Cómo se protegen ustedes?

-Todos los que entran en el centro de salud pasan por el triaje respiratorio, aunque los hayamos llamado nosotros, para asegurarnos que no tienen síntomas, como fiebre, tos o disnea. Suben a consulta con mascarilla y con higiene de manos, y nosotros también la usamos.

-¿Están preparando la siguiente fase, la vuelta a la normalidad?

-Ya estamos trabajando en la siguiente fase, organizándonos. Estamos midiendo los espacios de las salas de espera y esperamos que la dirección nos mande órdenes y protocolo; nos han dicho que están en ello.

-Acaban de empezar el estudio de seroprevalencia. ¿Va a afectar a la atención primaria?

-No. Son datos necesarios para planificar la desescalada progresiva, pero son de salud pública, a nosotros no nos afectan.

-¿La primaria va a cambiar?

-Estoy convencida de que sí. Estamos aprendiendo sobre nuevas herramientas, sobre cosas que hacíamos mal. Hemos dejado de hacer cosas y no ha pasado nada, y eso quiere decir que teníamos razón sobre muchas cosas que hacíamos en los centros de salud. Hay muchas cosas que tienen que venir para quedarse, como es un rol muy implicado de la enfermería.

-¿Y más distancia?

-Algunas tecnologías han demostrado ser muy útiles, pero tenemos que reivindicar nuestro contacto con los pacientes.

-¿Van a empeorar los crónicos?

-Los crónicos me preocupan mucho. Han dado un paso atrás, dejando que se atienda prioritariamente a otras personas, pero hay hipertensos y diabéticos descontrolados. Algunas personas empiezan a llamar porque ya estuvieron esperando, o están inquietos porque les tocaban revisiones. Lo que más descompensa a los crónicos es la inmovilidad.