Optimismo frente a dos ERTE y un sueño olímpico aparcado

m. v. f. VIGO / LA VOZ

VIGO

CEDIDA

La árbitra de taekuondo viguesa María Bautista sufre las consecuencias de la crisis del coronavirus

15 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La crisis del coronavirus ha golpeado de manera doble, incluso triple, a la árbitra de taekuondo viguesa María Bautista. Aunque lo afronta con optimismo y empatía hacia los que están peor, ella se ha visto afectada por ERTE en sus dos empleos, uno en la hostelería y el otro como deportista; además, tenía «pie y medio» en los Juegos Paralímpicos, donde iba a arbitrar. Ahora todo está en el aire y, para colmo, tiene a su abuela hospitalizada y gravemente enferma.

Bautista explica que en sus dos trabajos a tiempo parcial se han aplicado ERTEs. «En el de la hostelería se tramitó ya el 15 o el 16 de marzo, en el del taekuondo me dieron la opción de coger vacaciones hasta finales de marzo y para mí tendrá efecto desde el 1 de abril y marzo entero me lo pagó el club», declara. Ahora está pendiente de poder cobrar. «Entro en el SEPE y me indica que no tengo ninguna prestación concedida. Entiendo que tienen que estar colapsados y al no salir no da mucho para gastar, pero si el mes que viene no cobro, ya me preocuparé y mucho», señala. Su madre también está en un ERTE.

Cuando se le pregunta si le ha afectado más en lo personal, en lo económico o en lo deportivo, María explica que depende del día. «Hay que tomárselo con filosofía. La situación es la que es y no le puedes dar más vueltas», asume. Porque aunque parte de la base de que su estado de salud es bueno y, aunque se infectara, probablemente no sería grave, es consciente de que sí podría contagiar a otras personas y argumenta que «no es momento de ser egoístas».

Respecto a sus aspiraciones de estar en los Juegos, admite que es un momento de incertidumbre y que, si lo piensa, hay momentos en los que «la moral está por los suelos». Solo le faltaba arbitrar el Preolímpico que se tenía que haber celebrado la semana pasada en Jordania y, salvo catástrofe -«tendría que haber hecho algo muy, muy mal», apunta-, estaba dentro tras meses de duras pruebas. «Hay un cupo por continente y estaba muy bien colocada en el ránking. Lo tenía muy cerquita», detalla.

Y dado que pasará un año más, Bautista da por hecho que se realizarán nuevas pruebas, porque las físicas y los exámenes médicos no servirán doce meses más tarde. «El reglamento no lo voy a desaprender, pero también hay pruebas de puntuar, te ponen vídeos con secuencias de combate y tienen en cuenta que le des al botón correcto y el tiempo de reacción», desgrana. Son aspectos que ahora «no hay forma humana de practicar» sin el sistema en casa, y además contempla que a árbitros que son directores de sus federaciones nacionales sí se les preste para entrenar, lo que supone desigualdad de condiciones.

Por si todo esto fuera poco, su abuela está ingresada en el hospital desde una semana antes de que se decretara el estado de alarma. «Está en cuidados paliativos con un tumor en el hígado; además, es alérgica a medicamentos y sufre brotes psicóticos», indica. Eso aumenta la tensión a la espera de un desenlace que los médicos les han transmitido que será inminente. Asegura tener la cabeza «mucho más ocupada» con este asunto que con los demás.

Pese a todo, María sigue entrenando a diario, procurando hacer cada día cosas diferentes que le permitan mantenerse ocupada y pararse lo menos posible a pensar. También envía vídeos al grupo de adultos a los que entrena, así como juegos o retos para los más pequeños. «No creo que sea cuestión de sacar fuerzas, sino de que el cuerpo te lo pide. Me hace falta, es lo mejor para la cabeza», valora.

Empeñada en buscar la parte positiva, Bautista tiene ganas de seguir peleando por esos Juegos que de estar al alcance de su mano han pasado a alejarse un poco. «Sin duda alguna. Sigo en contacto con compañeros de todo el mundo y cuando alguno está más desanimado, lo motivamos entre todos». En su caso, además, será árbitro en los campeonatos de España y de Europa online de taekuondo que se han organizado a raíz de esta situación. «Seguimos muy activos, es la forma de salir adelante y de evitar lesiones», comenta.