Parado en el fútbol, a pleno rendimiento en el supermercado

M. V. F. VIGO

VIGO

Xoán Carlos Gil

Rubén Comesaña trabaja como cajero mientras entrena en casa y da clases de música online

27 mar 2020 . Actualizado a las 11:07 h.

Rubén Comesaña (Vigo, 1985) encuentra tiempo para seguir desarrollando las mismas tres actividades que vienen ocupando la mayor parte de su tiempo en los últimos meses: su trabajo en un supermercado, su faceta de profesor de música y el fútbol. Pero, como para el resto de la ciudadanía, o en mayor medida que para la media, su vida también ha dado un vuelco a raíz de la crisis del coronavirus.

El futbolista vigués del Juvenil de Ponteareas entrena ahora en casa y recurre a las tecnologías para impartir las clases a sus alumnos. Mientras, sigue acudiendo al establecimiento donde está empleado, que pertenece al grupo de los que siguen abiertos para ofrecer productos de primera necesidad. «Los horarios se restringieron un poco, cerramos antes, pero mantenemos los turnos: una semana por la mañana y otra por la tarde», explica. Y señala que del caos de la primera semana se ha pasado a una especie de calma tensa.

«Los primeros días, la gente se volvió loca comprando en masa, pero poco a poco se han concienciado y vienen más repartidos», cuenta. Los que antes, e incluso al inicio del confinamiento, acudían a diario han espaciado sus visitas. «Ya hacen compra para tres o cuatro días y se lleva mejor», apunta. Al principio, incluso se producían discusiones y broncas por falta de material: «No era culpa nuestra, si estás en la caja cobrando, no puedes reponer», razona.

El miedo al contagio está presente pese a medidas de seguridad que incluyen guantes, geles, mascarillas, aforo limitado, pantallas delante de las cajas o distancia de seguridad, detalla. «Creo que las personas que trabajamos de cara al público, quien más y quien menos va a tener ese miedo», indica. Un temor que se multiplica, comenta, al ser trabajar también su pareja en un supermercado y asumir a diario los mismos riesgos que él.

También lamenta que el rol de su gremio en estos días no se ve reconocido como, a su juicio, debería. «Son semanas de mucho trabajo, con gente que ya estaba antes de baja y que no se cubre. Es un gran esfuerzo y sacrificio que no se ve recompensado de ninguna manera», añade.

Pero Comesaña es consciente de que también se podía haber contagiado en los terrenos de juego, por eso destaca la importancia de que se pararan las competiciones cuando se hizo. «Por suerte, de futbolistas solo se conoce el caso de Yelco (Alfaya, el cangués del Bergantiños que dio positivo), pero si las ligas hubieran seguido se iba a haber contagiado más gente, porque esta pandemia es una cadena».

Conciertos en el balcón

Los días que no trabaja por la tarde, y tras entrenar, Comesaña se pone a tocar en el balcón tras los aplausos de las 20.00. «También grabo canciones acompañando a mi pareja mientras canta y lo subimos a Instagram», revela como otra de las novedades an su vida a raíz de la cuarentena.

Pero la música también sigue presente mediante el contacto con sus alumnos, jóvenes entre ocho y 17 años. «Lo hacemos a través de videollamada. Es complicado porque doy clases de percusión y muchos no disponen del material necesario», apunta. Por eso tiran de ingenio e imaginación. «Utilizamos tinas, ollas... Lo que se nos ocurre. También vamos a intentar hacer una canción, les mandé hacer cuatro compases de una melodía y haber si podemos celebrar con ella el fin de curso», desea.

«Entreno a diario, pero con el estrés no engordo seguro»

Rubén sigue a diario las plantillas de ejercicios para hacer en casa que les mandaron desde el club, aunque ahora entrena por la mañana o por la tarde (según el turno de trabajo) y no por la noche como con el equipo. «Aunque vivo en un piso, tengo material en casa e intento hacer todo lo que puedo», dice. Aunque para mantenerse en forma tiene la sensación de que con el trabajo le bastaría. «En el trabajo estás en continuo movimiento, incluso si te toca reponer, siempre estás cogiendo cosas y, aunque entreno a diario, con el estrés y demás no voy a engordar seguro», comenta.

En cuanto a la situación de la liga, considera que «lo primordial es que se regule todo, que se compruebe que no hay riesgo». Por eso aceptaría cualquier solución. «Lo que todos queremos es jugar. Si se puede, genial, y si no, ya se buscará otra solución». Para su equipo, en la zona templada, no hay nada en juego, pero no pasa por alto que habrá conjuntos perjudicados.