El futuro del Miño: menos salmones y más almeja asiática

Monica Torres
mónica torres VILA NOVA DE CERVEIRA / LA VOZ

VIGO

Oscar Vázquez

El director del Museo del Agua de Cerveira prevé la creciente colonización del río con especies exóticas como carpas y percas

01 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Las predicciones sobre el impacto del cambio climático son aventuradas, pero las evidencias que la comunidad científica ya ha registrado permiten definir un escenario a corto y medio plazo. También en el Miño, donde el biólogo Carlos Antunes, profuso investigador desde hace décadas sobre el padre de los ríos gallegos y director del Museo del Agua de Cerveira, Aquamuseo, avanza el ocaso de especies como el sábalo y el salmón con el fin de siglo y la colonización de otras especies exóticas que obligarán a cambiar no solo los hábitos alimenticios, sino las artes de pesca en las dos riberas.

El pez más antiguo del planeta tampoco se libra de esta redistribución de las especies migratorias que conllevará el nuevo escenario. La lamprea reducirá notablemente su población en el Miño, que será su último reducto en el norte peninsular y deberá introducirse en zonas del sur o incluso de Islandia.

«El Miño va a ser el único río de Portugal en el que haya lamprea, pero desaparecerán el sábalo y el salmón», avanza Antunes. El experto insiste en la relatividad de cualquier escenario si bien el suyo está avalado por las dinámicas de las últimas décadas y los parámetros que los biólogos estudian para poder adelantar posibilidades reales a falta de la incidencia de los caprichos de la naturaleza o de un posible cambio de hábitos del hombre que se le antoja aún más difíciles. «Hace un siglo era uno de los ríos más ricos en salmón y ahora casi no hay mientras que el sábalo ya disminuyó en un 50 % en los últimos cincuenta años. Las condiciones no van a mejorar por lo que este será el escenario de fin de siglo con muy alta probabilidad», avanza el biólogo.

La tendencia confirmada científicamente sustenta la previsión. «Hay un aumento gradual de la temperatura del agua. Ha cambiado el régimen pluvial, con períodos secos más largos pero con lluvias mucho más intensas que implican caudales más bajos y, a todo ellos, se le suma la contaminación», apunta Carlos Antunes.

Trasladar la previsión a un ámbito tan concreto como el Miño internacional es complejo, explica, «especialmente en los ríos», pero sí hay una horquilla aplicando las variables estudiadas. «Según el proyecto de investigación SIAM II, relativo a este impacto y a las posibles medidas de adaptación, el aumento de la temperatura del aire en la península Ibérica para el año 2100 fluctúa entre los 2 y los 8, 6 grados más. Las variaciones de pluviosidad llegan al incremento de un 30 % en el sur y que en el norte aumenten los episodios de llenos en inviernos y de reducciones de caudal el resto del año, que oscilarían entre un 10 % en el norte y un 50 % más al sur», indica el director del Aquamuseo. Esta redistribución de las especies conllevaría que en el Miño proliferen y se asienten las exóticas.

Cambio de hábitos

La introducción de especies foráneas arrancó ya hace décadas. «Primero entró la perca americana y la almeja asiática. En los años 90 llegó la carpa y, desde hace unos cuatro años, ya tenemos en el estuario el percasol, que se detectó primero en Ourense en el 2000», confirma Antunes.

El cambio climático impulsado por la actividad humana que provocará estos cambios en los hábitats naturales obligará a las poblaciones ribereñas a cambiar también sus hábitos. El biólogo insiste en que siempre hay margen para actuar, aunque el tiempo juega en contra. «Todo dependerá de la actitud de las propias poblaciones, pero habrá grandes cambios. Todo empezó con los embalses y, aunque haya campañas de repoblación, las zonas de desove y reproducción han dismuido en cantidad y en calidad», confirma.