Portugal duplica en pescadores de lamprea a Galicia por la presión fiscal

Monica Torres
mónica torres TUI / LA VOZ

VIGO

MONICA IRAGO

Caminha dio 151 licencias para lamprea frente a las 67 de la Comandancia Naval

11 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La sabiduría popular dice que a río revuelto, ganancia de pescadores, pero, en el caso del tramo internacional del Miño, arranca el año con un desequilibrio acentuado en los supuestos beneficios debido a las cargas fiscales de la actividad pesqueras y a la sucesión de temporales con los que se despidió el 2019. El exceso de caudal dejó casi sin angula la lonja guardesa y los menús navideños. Hubo picos que superaron los límites máximos en diciembre y la fuerza con la que la corriente del río entra en el mar son condiciones idóneas, sin embargo, para que la lamprea se oriente mejor y remonte el Miño.

Las capturas de la primera semana de campaña apuntan a que lo ha conseguido, ya que algunos pescadores han llegado a conseguir 43 ejemplares de esta delicatessen prehistórica tras seis días de faena y los precios alcanzan los 30 euros por pieza. Pero la temporada arranca también con una diferencia inédita entre las dos orillas del Miño. Según los datos de la Comandancia Naval del Miño, hay más del doble de pescadores portugueses que gallegos tras este vampiro marino. La falta de relevo en la ribera española ha hecho que siempre sean más en los últimos años pero el desfase actual es el mayor. Son 67 frente a 151 lusas y, aunque previsiblemente se acortará la diferencia según avance la campaña, si las condiciones meteorológicas no ayudan un poco más, Portugal seguirá al frente.

Tanto la asociación de pescadores del Miño como desde la propia Comandancia Naval se destaca la dificultad de la faena, «porque el río está muy sucio y aún hay muchos arrastres», pero la obligación de darse de alta como autónomos para la pesca fluvial obliga a los mismos pescadores que desde hace años participan activamente en la protección del Miño y de sus recursos a pensárselo bien antes de pedir la correspondiente licencia y con ello tener que darse de alta como autónomos. En Portugal suman además un nutrido grupo de profesionales de Caminha que capturan más al sur en mar abierto y que faenan durante todo el año porque es su única profesión, no como en Galicia, donde el porcentaje de los que salen en busca de lamprea en días puntuales y como complemento a la economía familiar es mayor.

Es campaña de hacer cuentas y más que nunca, porque se ha introducido, a propuesta de las cofradías de pescadores, un cambio en el edicto de pesca por el que la concesión de licencias para la próxima temporada dependerá de las cantidades facturadas en lonja en la presente, que va desde el 1 de julio del 2019 al 30 de junio del 2020. La normativa, a la que hace referencia el comandante naval del Miño, Juan Díaz, está publicada en el Boletín Oficial de la Provincia de Pontevedra del 26 de julio. El objetivo no es echar a nadie del río sino continuar con la línea de fiscalización y profesionalización que los propios pescadores asumieron desde principios de la década pasada, pero obliga a cumplir unas cuotas mínimas para renovar el permiso para el próximo año. Las embarcaciones registradas en fondeaderos desde el puente internacional de Goián hacia la desembocadura, deben acreditar ventas por valor de 2.700 euros en la temporada mientras que, para las que lo hagan aguas arriba, se establece un mínimo de 2.250 euros.

Mínimo de 1.800 euros

Para el cómputo de estas cuotas se tendrán en cuenta todas las especies menos la angula, si bien la facturación realmente depende de la lamprea que es la que más beneficios alcanza. También se ha puesto un mínimo para la cría de la anguila que se sitúa en 1.800 euros para las cuatro lunas. En cualquiera de los dos casos, apunta el comandante explicando la normativa en vigor, «el cálculo para esas cuotas se verá reducido proporcionalmente a los días que el pescador haya tenido consigo su licencia, por lo que se contabilizarán las jornadas reales de pesca en base a las que utilice la licencia o la deposite en la Comandancia Naval». Esta horquilla posibilitará que los pescadores profesionales que solo salgan días esporádicos puedan mantener su actividad siempre y cuando hagan frente, por supuesto, a las cuotas de la Seguridad Social.

Estos márgenes, consensuados con el sector, están abiertos a futuros ajustes debido a situaciones atípicas como las de la temporada de angula ya que, sin casi capturas y a dos lunas de que acabe la campaña, puede ser difícil alcanzar esos 1.800 euros que marcan el mínimo.