«Si fuese músico, Tony Lomba estaría actuando en Las Vegas»

Hoy a las 21.00 horas Tony Lomba iniciará el programa de conciertos de celebración del tercer aniversario de El Sinatra Club (Fermín Penzol, 6). La entrada cuesta 10 euros. Cuando Tony Lomba baja del escenario vuelve a ser Germán Fandiño, un histórico de la escena musical viguesa.

-¿Por qué ha reducido el número de conciertos públicos?

-Intento no repetirme y no cansar al público. Mi intención es hacer un bolo al año en una sala, después sí es cierto que tengo otras actuaciones que llegan por contrataciones privadas. Las actuaciones con Elio dos Santos son aparte.

-¿Cómo ve a Tony?

-En plena forma. A veces me obsesiono con acortar más la parte de música ligera y llevar el espectáculo hacia el baile, pero he llegado a la conclusión de que la música ligera se tiene que imponer porque yo soy un crooner de música ligera. Que sí, que después me despepino en el escenario, vale, pero la historia es esa.

-¿Qué significa para usted un escenario?

-Lo importante es la actitud, y una canción de música ligera cantada con mucha pasión puede ser mejor que cualquier estilo cañero. Sobre el escenario soy salvaje, pero fuera soy bastante dócil.

-¿Por eso emplea la teatralidad?

-Yo tengo que pasarlo mejor que el público, y para ello tengo que sacar todo el bicho artístico que tengo dentro, con toda la frustración que tengo por no ser músico; si fuese músico, Tony Lomba estaría en Las Vegas.

-¿Cómo elige el repertorio?

-Es complicado porque no todas las canciones existen en formato karaoke, aunque sí que es cierto que me gusta buscar canciones antiguas, pero siempre con mi talante, transformándolas un poco.

-¿Hay un perfil de espectadores de Tony Lomba?

-Tengo el defecto de cantar con los ojos cerrados, pero sí que sé que la horquilla es amplia. Hay gente joven que acude expectante por la majadería que pueda ofrecer, y siempre tengo esa perlita para ellos. Después hay gente de más edad que vienen a escuchan ciertas canciones.

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