Exempleados de la cafetería del Meixoeiro, a juicio por sabotajes

e. v. pita VIGO / LA VOZ

VIGO

CEDIDA

El fiscal pide hasta año y medio de cárcel por coaccionar al dueño

26 oct 2019 . Actualizado a las 20:39 h.

La Fiscalía pide hasta un año y medio de cárcel y multas por coacciones y daños para tres empleados por hacer un boicot en el 2013 y 2014 y presionar al administrador de la mercantil Oh Vigo, tras la cesión del contrato administrativo de la cafetería del Hospital Meixoeiro. Querían que Oh Vigo cesase su actividad y la abocasen a ceder el servicio al hospital. Supuestamente, hicieron pintadas llamando al dueño «pufero» en la cafeterías y vías públicas, así como agresiones y desperfectos. El Juzgado de lo Penal número 3 de Vigo comienza el lunes el juicio a tres ex empleados que Oh, Vigo despidió en el Meixoeiro y a los que la Fiscalía acusa de sabotajes.

Según relata el Ministerio Público, a pesar de llegar a un acuerdo en el 2013, el conflicto laboral no terminó sino que, por el contrario y dada la situación de falta de liquidez e impago de salarios, los acusados, el delegado sindical, el encargado y otro implicado, de acuerdo con otros trabajadores no identificados iniciaron una serie de actos de boicot para presionar tanto al empresario como al resto de trabajadores, a los que les impedían un ejercicio normal de su actividad laboral.

La empresa calcula que le generaron pérdidas de cientos de miles de euros. La sociedad y varios trabajadores discutían sobre la validez del convenio colectivo, que la empresa consideraba falsificado porque, entre otras cosas, unos empleados doblaron su salario en las nóminas del nuevo contrato y que, de ser reales, no habría ganado la concesión.

El empresario Javier Valverde, que era dueño de Oh, Vigo! y llevaba la cafetería del Hospital Meixoeiro, dice que tenía camareros con un coste medio de 3.000 euros al mes y había casos de 4.400 euros mensuales. «Por esa manipulación prescrita del convenio colectivo falsificado esta gente se ha llevado más de 800.000 euros en indemnizaciones», afirma el hostelero.

Los denunciantes señalan que al no aceptar el dueño estas condiciones, esa veintena de trabajadores vertió todo tipo de acusaciones contra el gerente y, supuestamente, hicieron pintadas en las paredes de los vestuarios, los baños de personal o le colaban papeles con amenazas por debajo de la puerta de su despacho. O tendieron sábanas con mensajes. Luego, hubo ruedas pinchadas, rayazos y cafés vertidos en los parabrisas de los coches de los jefes e inundaciones en las oficinas. Tras varios meses, el gerente sufrió una crisis de ansiedad. Finalmente, ante las presiones la empresa firmó el convenio pero en el 2011 entró en dificultades económicas y se planteó los despidos. En el 2012, hubo huelgas, pintadas y destrozos. En el 2013, hay denuncias por agresiones físicas.