400 manifestantes contra la venta del Hospital Povisa paralizan la Gran Vía

E. V. PITa VIGO / LA VOZ

VIGO

Aaron Iglesias

En la marcha, reprocharon a la Xunta que no intentase comprar el centro clínico

25 oct 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Más de 400 manifestantes cortaron el tráfico en la tarde de ayer la Gran Vía de Vigo y marcharon por medio de la calzada hasta el Hospital Povisa y la plaza de la Independencia para protestar por la venta por 24 millones del centro clínico a la valenciana Ribera Salud, a su vez perteneciente a la aseguradora norteamericana Centene Corporation. La marcha generó retenciones en el centro y fue convocada por el comité de empresa de Povisa y la plataforma SOS Sanidade Pública. El Sergas ya señaló en su día de forma tajante que no procede parar la venta.

En un comunicado, hicieron referencia a los nuevos compradores, que aún no tomaron posesión, y advirtieron que Ribera Salud fue investigada en Valencia por irregularidades, facturas infladas y sobrecostes, es investigada por malversación por cobrar comisiones en la venta de material a sus proveedores en la misma comunidad, hay problemas de opacidad y, además, en el estado de Kentucky, Centene cerró una filial y dejó sin servicio sanitario a 137.000 personas. Temen que la nueva multinacional tenga poder de influencia para «chantaxear» al Sergas.

La manifestación partió a las 20.00 horas de la plaza de España, escoltada por motoristas y coches patrulla de la Policía Local que cortaron o desviaron el tráfico en la Gran Vía, a la altura de unos grandes almacenes. Los asistentes se concentraban en dos grupos, uno de 120 personas y otro de más de 200, que encabezaron dos pancartas. Una con el lema «goberne quen goberne a sanidade pública defendese» y la otra, «non á venda de Povisa, pola integración na sanidade pública». Les acompañaba una representación de Moaña.

Los asistentes corearon consignas como «a venta de Povisa ímola parar» porque ven «ameazada» la sanidad pública. Lamentan que el hospital, que atiende a 137.000 pacientes del Sergas, no fuese revertido a la sanidad pública pese a que el precio pactado era un «agasallo» y la Xunta pudo adquirirlo. Tildaron la operación de «desfalco totalmente planificado» al Sergas por los socios salientes. También insistieron «nos postos de traballo».

La cabecera se detuvo ante la puerta principal de Povisa durante unos minutos y corearon consignas con referencias al anterior dueño vigués. En la plaza de Hispanidad se leyó un comunicado en el que acusaron a Povisa de negociar con la multinacional y coaccionar a la Xunta con un preconcurso de acreedores para mejorar el pago por paciente. Recalcan que el Gobierno autonómico abona 80 millones de euros al año a Povisa para atender a pacientes públicos y, según dicen, mantienen a los empleados en la precariedad.

Culpan al presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, de poner en manos norteamericanas recursos sanitarios públicos como la cardiología del Hospital Xeral de Galicia, cedido a Medtronic, o la investigación hospitalaria a Johnson & Johnson.

Y los socialistas acusaron a la Xunta de facilitar la venta de Povisa actuando como «avalista». Julio Torrado reivindicó una «atención pública nun centro público con persoal público», y le pregunta a la Xunta por qué no intentó comprar el centro.