«Al principio no podíamos ni tocarles»

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO

cedida

La oenegé Dan Man, que fundó Pilar Martínez, vuelve a Senegal con proyectos educativos y sanitarios gracias a los que han operado a 700 personas. Esta vez se les une la asociación Lápices y Colores

12 oct 2019 . Actualizado a las 17:46 h.

Con la jubilación recién estrenada, la pediatra Pilar Martínez (Vigo, 1953), que hace dos meses dijo adiós a su plaza en el centro de salud de Rosalía de Castro, puede desarrollar con otro ritmo su actividad solidaria. Y no es poca. La doctora empezó su escalada humanitaria yendo a colaborar con los campamentos saharauis en Tinduf. De ahí saltó a Senegal, donde inició un proyecto propio, centrado en la sanidad y la educación, que cumple ahora diez años. Ella fundó la oenegé Da Man. La semana que viene regresa al país con su equipo de colaboradores, a los que en esta ocasión se suma la asociación Lápices y Colores.

-¿Cómo se metió en este lío?

-Fuimos por primera vez en febrero del 2009, a una población cerca de Mali. Me puse en contacto con el Ministerio de Salud y nos mandó allí. La situación era terrible. Pero en el 2011, como iba a trabajar en ese terreno otra oenegé, a nosotros nos enviaron a un sitio aún peor, habitado por la etnia los Peul, que son nómadas y no tenían escuela ni ningún servicio sanitario ni casi nada de nada. Al lado de la escuela, en Touba Merina, también hicimos una enfermería y un despacho de farmacia que está abierta todo el año para que cojan lo que necesiten los enfermeros y el personal sanitario de los centros de salid o del hospital.

-¿Cómo mejoró la situación?

-Muchísimo. Cuando llegamos no podíamos ni tocarles. Los niños nos tenían pánico. No habían visto a un blanco en su vida. Hicimos una escuela, cada día se forman y comen allí 106 niños y ya hay 18 chicos que están estudiando secundaria a través de una beca que damos, que aunque no cubre todos los gastos, muchos, sí.

-¿A cuánta población atienden?

-Es difícil cuantificarlo porque nos llega gente de un área muy amplia. Además de gestionar la escuela, trabajamos en dos centros de salud de dos comunidades rurales y las oftalmólogas que llevan cinco años yendo a operar, cataratas sobre todo, en el hospital de referencia. En todo ese tiempo han operado a cerca de 700 personas.

-¿Dónde residen cuando van a estas campañas?

-Vamos dos veces al año y estamos en un campamento en chozas, con camas, agua y poco más. Una infraestructura muy básica. Esta vez vamos diez personas de Da Man y cuatro de Lápices y Colores. Decidimos sumar y trabajar en equipo. Además de los proyectos que nosotros llevamos siempre, ahora hay uno extra costeado por ellos y que harán ellos directamente, que consiste en colocar placas solares para que en la escuela, además de la instalación eléctrica que pusimos, puedan tener Internet y hacer de ella un centro social. La cuestión es que trabajamos en equipo y donde hace falta, allá vamos.

-¿En su equipo son todos médicos?

-La mayoría, aunque eso cambia. Hay un equipo fijo que acompaña a los nuevos. Ahora van dos oftalmólogas, dos odontólogos, tres enfermeras de quirófano de oftalmología y una administrativa que va como ayudante de los dentistas. Unos van al hospital y otros al centro de salud. Yo también hago cirugía menor en la enfermería de la escuela. Este año ya veré dónde porque debido a la cercanía, al final teníamos 400 pacientes diarios. Aunque sobre el terreno sea duro, allí me siento muy bien, pero no hacemos cosas solo cuando vamos. Nuestros proyectos se desarrollan todo el año en cooperación con el personal sanitario local y de la escuela. Por ejemplo, el coste del mantenimiento del comedor se financia con las cuotas de socios y campañas y eventos que organizamos. Los viajes siempre nos los pagamos nosotros.

-¿Cómo llevan el material?

-Mandamos unos contenedores que nos cuestan muchísimo dinero. Solemos enviar uno al año. Lápices y Colores llevan en su equipaje todo lo que pueden.

-¿También desarrollan proyectos sociales?

-Sí, llevamos tres años con un taller de género. Allí los sastres son hombres, así que hemos llevado máquinas de coser para que las chicas aprendan el oficio. Les hemos puesto un profesor y cuando él se vaya, quedará una de ellas de profesora para dar continuidad a la formación.

Da Man. La oenegé con base en Redondela, la fundó Pilar Martínez en el 2009. Los colaboradores pagan 5 euros al mes. Son 340 y hay donaciones puntuales.

 Lápices y Colores. Es una asociación viguesa de viajes solidarios que coordina Gonzalo Cossío. Cada año cambian de destino. Esta vez se suman a los proyectos de Da Man. Llevan material y dinero que recaudan.