Juan Antonio Corbalán: «No es incompatible ser un deportista de élite con sacarse una carrera»

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua VIGO / LA VOZ

VIGO

Oscar Vázquez

El histórico base dice que las personas con mayor capacidad funcional viven más

20 sep 2019 . Actualizado a las 21:20 h.

El hombre que condujo a España a la legendaria plata olímpica en Los Ángeles 1984 ya no tira a canasta. «Las rodillas...», aclara, a los 65 años, Juan Antonio Corbalán, histórico base del Madrid y de la selección de baloncesto. Sacó Medicina mientras ganaba doce ligas y, cuando aparcó la pelota, tenía una profesión. Ahora la ejerce en Vithas Internacional, en Madrid, y ayer participó en el curso de psiquiatría del Álvaro Cunqueiro que organiza José Manuel Olivares.

-¿Cómo vio a la selección española en el Mundial?

-Balbuceante al principio. El estrés y la dificultad de la competición hicieron que cada jugador asumiese su rol y aportase lo máximo. Fueron apareciendo nuestras fortalezas: una magnífica defensa, pocos errores, un gran ataque y algunas acciones de mucho mérito. Todo el equipo estuvo sobresaliente.

-¿Ha cambiado mucho el baloncesto desde que usted competía?

-El juego ha cambiado. Ahora los jugadores son más polivalentes. Nosotros éramos más especialistas. Ahora un pívot te tira desde fuera, te bota y te hace cosas de jugadores pequeños.

-Leo en la web del Real Madrid que usted es el mejor base de la historia de España.

-Bueno, tendría mérito que lo pusiese en la web del Barça...

-¿Se reconoce en eso?

-Yo ya no me reconozco en nada. En mi época, entre tenía mucho calado internacional. Pero ya se me pasó el arroz de tantos guisos. Me da igual haber sido bueno, malo o regular.

-Da una charla en Vigo sobre la relación de cuerpo y mente.

-Sí. El músculo era un gran desconocido hasta hace 10 o 15 años. Pero sabemos que además de fuerza, el músculo tiene una función endocrina, genera unas sustancias que tienen actividad en el propio músculo, en los órganos vecinos y a distancia. No solo manda señales de fuerza sino de procesos inflamatorios.

-¿Cómo puede la mente ayudar al cuerpo y viceversa?

-Es que son la misma cosa. Actúan como una sola entidad. Por la ignorancia de nuestra forma de entender la medicina, a los clínicos nos resultaba más cómodo quitarnos el cerebro del medio, porque no teníamos ni idea. La medicina es cada vez más integrativa.

-¿Cómo se traslada esta idea al paciente?

-Estamos en una sociedad de enfermedades crónicas, lo que genera sedentarismo, incapacidad y dependencia, y esto produce un problema psicológico muy importante porque se retroalimenta. Hay que asumir la evidencia científica y hacer que las personas sean tan funcionales como puedan.

-¿Y qué es la funcionalidad?

-Ser capaz de enfrentarte a las tareas de tu día a día, que van variando. Un buen estado de forma física permite hacer más cosas sin pagar tanto impuesto metabólico. Y eso es calidad de vida. Hay un círculo vicioso en la enfermedad, el sedentarismo, más enfermedad... Se combate con actividad. La persona tiene que entrenar aunque no sea para ganar medallas: su sentido cognitivo, su fuerza, su fondo... Estadísticamente el paciente con mayor capacidad funcional vive más.

-¿Cómo se sacó Medicina estando en la élite?

-Si entrenaba de tarde, iba a la facultad por la mañana. Si tenía que entrenar de mañana, pactaba las prácticas, mis compañeros me ayudaban, estudiaba por las noches... No es nada que no haga toda la gente que tiene muchas tareas a la vez. Yo trabajé de forma muy eficiente, pero no es incompatible estudiar una carrera y ser un deportista de alto nivel.

-No sé si en la selección de hoy hay estudiantes de Medicina...

-Yo tampoco. Se dice que ahora los profesionales lo tienen más difícil. Pero el problema es en qué gastan el tiempo, porque les sobra de todo y no tienen ninguna necesidad porque cobran dos millones. Si cobraran 3.000 euros al mes tendrían que hacer otra cosa porque no les duraría toda la vida. Si te retiras con 35, te quedan 50 años por vivir.