Baiona estrena el teatro ciego

Monica Torres
mónica torres BAIONA / LA VOZ

VIGO

cedida

La técnica, para todos los públicos, juega con todos los sentidos menos el de la vista

28 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Los baioneses disfrutaron ayer de un doble estreno. La compañía Lohengrín de Vigo desembarcó en la villa su nueva obra, Coa mirada nas súas mans, pero más allá de las críticas individuales, el espectáculo fue a ciegas, o casi, por lo que no dejó indiferente a nadie. Se trata de la primera puesta en escena a nivel provincial del Teatro Ciego, una técnica que nació en Argentina pero que ahora, 28 años después y, paradójicamente, cuando más desarrollada está la sociedad de la imagen, se abre camino.

«La puesta en escena, que deja de lado el sentido de la vista resaltando los otros cuatro, narra la historia de dos mujeres enamoradas», explica el director de la compañía y de la escuela del mismo nombre, Pablo Iriarte. Él es también el autor del libreto, con un único escenario, que es la cama de la pareja, sobre la que escriben su realidad por el acoso del ex de una de ellas.

El público se sorprende nada más entrar en la sala, por la disposición de los elementos y las luces. Nada convencional. Coa mirada nas súas mans se representó en la Capitanía Marítima y los espectadores se sentaron alrededor de la cama. En primera fila estaban las personas ciegas y los que se pusieron el antifaz para poder disfrutar de la esencia de la propuesta y más atrás, los demás asistentes.

No es un teatro en el que los actores sean ciegos, ni para personas con discapacidad visual, sino para todos, advierte el director. Porque el descubrimiento es ver más allá de lo que se puede con los ojos, amplificando los otros sentidos para disfrutar de una propuesta en la que se multiplican los efectos sonoros, olfativos o el tacto. «El otro día hicimos una presentación con personas ciegas, porque contamos con el apoyo de la ONCE, y me encantó que me dijeran que ni siquiera hacía falta la audición descriptiva porque eran capaces de disfrutar plenamente de la obra con los demás sentidos», señala Pablo Iriarte.

Juego

Ese narrador, que es lo que se conoce como sistema Ausdec, diseñado también para esta obra por un miembro de la escuela, tampoco describe la acción. «Solo narra lo que no se puede ver, cómo van vestidas las actrices o cómo están peinadas. Pero no si se levantan o se acuestan y, de hecho, la obra comienza con la danza de una bailarina y todos sienten sus movimientos por el aire», señala el director. La experiencia del teatro ciego, en definitiva, es un juego en el que se entremezclan todos los sentidos salvo el de la vista.

«El público está con ellas, dentro de su habitación y de su cama. Son intrusos en su alcoba y notan desde los olores a su respiración, los susurros y el tacto», destaca Iriarte, que también subraya la capacidad de descubrir nuevas sensaciones. «Como son ciegos, o van con los ojos tapados con antifaz, no pueden prever lo que va a pasar hasta que ya lo están sintiendo, por lo que los momentos de sorpresa son más habituales e intensos», considera este vigués de 52 años que fundó su primera compañía de teatro con 22. «Es un teatro sensitivo, para disfrutar y también para descubrir porque has de desarrollar y poner tu atención en lo que no ves. Además, al final de la obra, hay un tiempo a mayores para el debate entre el público», indica el autor.

Un ensayo con el apoyo de la ONCE confirmó que no hacía falta ni la audición descriptiva