Mil pasajeros retenidos en las islas Cíes

Alejandra Pascual Santiago
alejandra pascual VIGO / LA VOZ

VIGO

El muelle en el que permanecían los turistas sin poder embarcar tenía un aspecto diferente al actual.
El muelle en el que permanecían los turistas sin poder embarcar tenía un aspecto diferente al actual. No disponible

Una guerra entre navieras por el control del muelle de Rodas provocó en el verano de 1999 dos horas de retraso en el embarque de turistas y el desplazamiento de antidisturbios. El causante pasó la noche en el calabozo

14 ago 2019 . Actualizado a las 12:18 h.

La imagen fue sorprendente. Se cumplen dos décadas de la primera guerra entre navieras por el negocio de los viajes a las islas Cíes. El 12 de agosto de 1999, mil pasajeros quedaron retenidos en Rodas sin poder embarcar. Rodrigo Freire, dueño de Vapores de Pasaje, decidió atracar su catamarán en el muelle durante más de dos horas para provocar el colapso y reivindicar así sus derechos como supuesto único propietario de la zona de atraque. Al menos, eso era lo que alegaba.

Era un estupendo y tranquilo día de verano, con una temperatura agradable. Las banderas que sujetaba el tejado del restaurante Playa de Rodas apenas ondeaban. Pero la llegada del barco de Freire desató la tensión en ese paraíso natural. El catamarán de Vapores había partido a las cuatro de la tarde de la Estación Marítima de Vigo con la intención de boicotear las entradas y salidas en el muelle de Rodas de las embarcaciones de otras empresas que prestaban el servicio. Y así lo hizo: la embarcación de Rodrigo Freire permaneció atracada más de dos horas, hasta pasadas las siete de la tarde, causando la desesperación y los enfrentamientos de más de mil personas a las que habían descolocado por completo su planificación del fin de semana.

Los pasajeros incluso intentaron soltar las amarras sin éxito del barco de Vapores. Irónicamente, a esa hora el naviero dio orden de abandonar las islas «por respeto a la gente». La edición viguesa de La Voz de Galicia contaba el viernes 13 de agosto que, elegantemente esposado y custodiado por los agentes de la Guardia Civil, el propietario de la naviera Vapores de Pasaje, abandonó el archipiélago de las Cíes a gritos. «¡El muelle es mío, el muelle es mío!», repetía hasta que, en la lejanía, dejaron de escuchársele.

Durante estas dos horas de histeria en Rodas, el resto de embarcaciones que transportaban pasajeros a la isla permanecían fondeadas en las proximidades, a la espera de poder lanzar sus anclas en el muelle principal. Insultos, protestas, abucheos, gritos, ataques… Tensión. Pero Rodrigo Freire no se quedó a gusto y anunció que volvería al día siguiente. «Daré la guerra que sea necesaria mientras se pisoteen mis derechos», advertía.

Sentirse dueño del muelle de Cíes fue la razón fundamental que llevó a este polémico naviero, que acabó detenido y pasó la noche en el calabozo, a organizar la melé. «Nuestro objetivo es reivindicar un muelle que nos pertenece, porque yo soy el que ha creado el turismo en estas islas», aducía.

Como cada verano, la guerra estaba servida entre las empresas que querían beneficiarse del creciente tirón turístico del por entonces parque natural.

En 1999, la firma de Freire impidió atracar a su competidor Mar de Ons esgrimiendo una sentencia del Tribunal Supremo. El fallo no hablaba del transporte de personas. Los demás propietarios de las navieras perjudicadas arremetían con dureza por lo sucedido: «As autoridades están permitindo que un ladrón estea ocupando o principal molle das illas», señalaban, al tiempo que criticaban la escasa intervención de la Xunta de Galicia en un conflicto que venía de muchos años atrás y que tardarían en resolver «menos dunha hora».

Se trataba de un negocio que en aquel momento ya facturaba más de 300 millones de las viejas pesetas al año (1,8 millones de euros) y que movía a 80.000 pasajeros a las islas Cíes en verano.

Aquella escena propia de una película de Berlanga, continuó con las numerosas denuncias interpuestas contra Vapores de Pasaje y Mar de Ons por parte de usuarios afectados. Algunos de aquellos turistas llegaron a perder el vuelo de regreso a casa.

Pero las decisiones judiciales contra Rodrigo Freire fueron lo más esperado durante aquella semana. Las páginas de este periódico dieron cuenta días después de lo sucedido: «El empresario vigués perdió en un par de minutos el muelle de Rodas y la libertad». El espigón le fue requisado por orden expresa del conselleiro de Política Territorial, José Cuiña, a pesar de que la Dirección General de Costas, supuestamente, había determinado que era de la propiedad de Vapores de Pasaje.

La Fundación Atlantiocio fue la tapadera que posteriormente ideó Rodrigo Freire para poder seguir trabajando en la ría de Vigo. Vio limitada su actividad a realizar periplos turístico, sin intentar atracar en ningún momento en las Cíes. Vapores de Pasaje, como tal, desapareció en aquel instante y Mar de Ons fue la elegida para recibir la autorización del servicio de transporte de pasajeros en la ría. La compañía era la misma que sigue operando hoy en día y que hace un par de años se vio envuelta en la polémica de la sobreventa de billetes a las islas, siendo multada por la Xunta.

De hecho, la guerra entre navieras ha continuado en la ría con distintos protagonistas a lo largo de los años después de aquel episodio de hace dos décadas. El interés por visitar la joya del único parque nacional de Galicia hace que se agoten los billetes, ya con un cupo de personas diario (1.800 en estos momentos) impuesto por ley.