Ciclista y balonmanista de plata

m. v. f. VIGO / LA VOZ

VIGO

Oscar Vázquez

El rosaleiro Mario Fernández juega en el Novás y es subcampeón de España de BTT

05 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

A sus 17 años, Mario Fernández Lorenzo lleva más de diez compaginando los dos deportes de su vida. Porque el que hace unos días se proclamó subcampeón de España júnior en BTT es también uno de los integrantes del equipo juvenil del Novás, aparte de haber debutado ya en División de Honor Plata con el equipo sénior de la entidad. En O Rosal se respiran balonmano y ciclismo y él es el mejor ejemplo.

La disciplina que primero llamó a su puerta fue el balonmano. Lo hizo de la mano de su grupo de amigos de preescolar y juntos empezaron una andadura en el Novás que a Mario le ha llevado a saber lo que es la categoría de plata de este deporte. Solo un año más tarde, y emulando los pasos de su hermano -«en realidad él es el deportista de la familia», defiende sobre Raúl-, se iniciaba en el ciclismo. «Yo siempre estaba jugando con la bici, veía cómo se sacrificaba y lo que hacía y yo quería ser como él», indica.

Sus dos deportes son muy distintos entre sí y el principal aspecto que tienen en común a ojos de Mario no invita a compaginarlos: «Los dos requieren que se les dediquen muchas horas». Por eso el deportista indica que su vida es «muy caótica», sobre todo cuando la temporada de enduro, donde más destaca, está en auge. «Entrenar por la mañana y jugar un partido por la tarde es algo bastante habitual para mí, lo mismo que al revés, disputar un partido y salir pitando a una carrera».

Si tuviera que elegir, Mario deja entrever que se decidiría por el ciclismo, pero solo si se dieran unas condiciones con las que a día de hoy no cuenta. «Tengo muy pocas ayudas y este es un deporte muy caro, yo solo me arruino. Mi familia ha tenido que sacrificarse mucho. Si consiguiera un espónsor seguramente dejaría el balonmano y me centraría en el ciclismo», comenta. Consciente de que el de las dos ruedas es un deporte donde te sientes «más solo» cree lo «compensa» compartiendo la rutina de un equipo con el Novás.

Porque esa ligera inclinación hacia la bici no significa que no le tire el balonmano. Su trayectoria lo demuestra. «Lo que significa el Novás en O Rosal es increíble. Que en un pueblo de 5.000 personas puedas jugar en un pabellón con más de mil es una sensación que viví con el balonmano y que no se puede explicar», expresa sobre su experiencia con el primer equipo de División de Honor Plata. Lo que menos le gusta es que «la estatura marca, alguien alto tiene ventaja».

Practicar cada deporte le ayuda en el otro en la medida en que «ayuda a estar en buena forma física», aunque tiene el peaje del cansancio. Pero todo se ve recompensado cuando llegan éxitos como el reciente subcampeonato. «El año pasado había sido tercero y sabía que podía estar ahí. Es muy gratificante conseguir eso después de todos esos días que pasas dolorido y agotado después de haberlo dado todo».

Mario se autodefine a sí mismo como un jugador de balonmano «enérgico, con ganas de meter goles y de defender, de animar a los compañeros y tirando de rabia para seguir hacia adelante». En la bicicleta reconoce en sí mismo la cualidad de «ver bien el trazado, identificar por dónde hay que pisar». Y en ambas comparte la misa ilusión.