Una víctima de malos tratos pide que le dejen llevar a su perro en el autobús

a.m. VIGO / LA VOZ

VIGO

Oscar Vázquez

Estefanía Ramallo afirma que siente pánico a salir sola de casa tras sufrir malos tratos

28 jun 2019 . Actualizado a las 22:05 h.

Un perro de terapia acompaña a Estefanía Ramallo a todas partes. Todavía es un cachorro, pero el día de mañana estará preparado para defenderla. Carolina González Rodal, criadora y educadora canina, le da todas las semanas las pautas para que en el futuro el pequeño Rex, de cuatro meses, se convierta en todo un guardián.

No es casualidad que Estefanía haya elegido un pastor belga como animal de compañía. Esta mujer de 28 años afirma haber sido víctima de violencia de género y esa raza canina reúne las cualidades necesarias para ser entrenada para la defensa. Ella se siente segura y tranquila cuando sale de su casa con Rex. Pero, como muchos otros dueños de perros, se encuentra con restricciones normativas.

Una de las cosas que más le preocupan es no poder subirse a un autobús del transporte público con el perro.

Acceso libre

Opina que este tipo de animales que cumplen una función terapéutica o de protección deberían de tener acceso libre en espacios públicos, del mismo modo que lo hacen los perros guía de personas invidentes. «De nada vale que lo deje en casa y me encuentre a mi exmaltratador en el autobus», afirma. Estefanía escribió una carta al alcalde para que la recibiera con el fin de exponerle su problema, pero le remitieron al Centro de Información á Muller, donde no le dieron ninguna solución y ni siquiera le dejaron entrar con su perro. «Yo ya no puedo salir sola, he quedado traumatizada con todo lo que me hizo mi anterior pareja», asegura esta viguesa que cobra una Risga como únicos ingresos. Normalmente coge el autobús para ir al gimnasio. Si tiene que dejar al perro en casa, le acompaña su madre, porque siene pánico. Su entrenador de boxeo si permite que el perro le acompañe en el gimnasio. El trauma no se le quita descargando energía con los guantes de boxeo. «No puedo subir al ring con un hombre porque tengo miedo», asegura.

Estefanía pide un cambio de mentalidad y poder tener libre acceso a espacios públicos con su perro, tal y como sucede en otros países europeos.