La Guardia Civil investiga una nueva matanza de potros salvajes en el Miñor

Monica Torres
mónica torres OIA / LA VOZ

VIGO

cedida

Han aparecido siete cabezas de animales que, posiblemente, mataron para comer

05 jun 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La Guardia Civil investiga una nueva matanza en Oia. Cinco meses después de que acabaran salvajemente con la vida de cuatro equinos de la Serra da Groba, a golpes, han localizado los restos de siete potros de menos de tres meses de vida en un monte del municipio limítrofe de Baiona. «Nada ten que ver unha cousa coa outra. Aquilo ademáis foi un acto brutal para facer dano sen máis, neste caso deberon matalos para comer». Modesto Domínguez, presidente de la asociación de ganaderos Serra da Groba considera, al igual que la investigación, que se trata de hechos totalmente distintos, sin más vinculación que la proximidad en los tiempos y en el lugar en el que ocurrieron los hechos.

Es el Seprona el que investiga lo sucedido, tanto en enero como este fin de semana y el lunes por la tarde, tras haber sido advertidos por la Guardia Civil, también acudieron al lugar veterinarios de la Consellería de Medio Rural. No se cuestiona la intencionalidad pero sí el dónde, cómo y por qué de los hechos. Para poder sacrificar cualquier potro o caballo, al igual que cualquier otra res, hay que seguir las normas de sanidad animal, que son para todos iguales. Las mismas establecen que solo se pueden sacrificar en matadero tras la entrega de los preceptivos informes de propiedad de los animales.

Todo apunta a que los hechos se produjeron en domingo, jornada en la que se celebró el tradicional curro de Torroña, en Oia. Del estado de los restos que aparecieron en el monte de Baredo se desprende que se trataba de potros muy jóvenes y de que no llevaban más de veinticuatro horas muertos. De ahí que se vincule la localización de los restos, (siete cabezas, sus vísceras y pieles), con el curro. No con los ganaderos ni con nadie vinculado a este ancestral rito milenario, pero sí se establece la relación ya que los animales fueron sacrificados ese mismo domingo y porque siempre aparecen restos de algún animal. Pero en esta ocasión sorprende la cantidad de ejemplares localizados. Se supone que los autores de estos hechos aprovecharon la entrada de las burras en el curro para apartar estos ejemplares que, al ser de tan corta edad, eran blanco fácil para acorralarlos. Se desconoce de momento cómo los sacrificaron, por lo que tampoco se puede determinar el tipo de falta o delito al que se enfrentan los culpables.

La de enero fue una matanza indiscriminada, pero la del domingo no. Los autores acabaron con la vida de los potros para aprovechar sus partes comestibles, llevándose las patas y el costillar. La muerte no tuvo por qué producirse en el lugar en el que se localizaron los restos. Es más que probable que hayan sacrificado a los potros en alguna de las zonas de bajada de los animales por el monte y que, solo fueron a Baredo para deshacerse de los sobrantes de los animales, crías de las yeguas que pasaron el invierno en la Serra da Groba.

La investigación sobre la brutal matanza de enero sigue abierta. Se considera una posible venganza injustificable pero aún no se ha practicado ningún arresto.