De la pértiga a la escopeta: cuatro años combatiendo la velutina en altura

María Jesús Fuente Decimavilla
maría jesús fuente MOS / LA VOZ

VIGO

cedida

El coordinador de emergencias de Mos, Rodrigo Iglesias, advierte que la avispa asiática va a más

24 jun 2019 . Actualizado a las 20:34 h.

Lleva cuatro años luchando contra la velutina y a estas alturas se las sabe todas tras eliminar casi mil nidos. Es Rodrigo Iglesias Fernández, coordinador de emergencias del Concello de Mos, donde se han tomado muy en serio el control de la avispa asiática. Este año ha incorporado a su infraestructura una escopeta de aire comprimido, lo cual no quiere decir que mate las avispas a cañonazos. «La escopeta es un complemento, nos permite eliminar los nidos que están situados altos; antes lo hacíamos con pértiga, algunas tenían 20 metros y más, porque hay eucaliptos con más altura. No es disparar sin más con perdigones, es un balín muy pequeñito que lleva el veneno», indica el experto. «El arma es fácil de manejar, tiene 5,5 de diámetro con mira telescópica, lo que permite ver si hay actividad en el nido, ya que a veces las bolas que se ven son nidos abandonados a los que no retorna la velutina y que se van descomponiendo», añade. Una vez disparado al nido, se hace una marca en el árbol y al cabo de una semana se comprueba que ya no esté activo y de nuevo se marca para saber que está neutralizado.

La escopeta lleva un cartucho con un producto que infecta el nido y poco a poco va eliminando las velutinas al no resultar repelente, como sucede con otros productos que, por el contrario, las ahuyenta.

Una diferencia que advierte desde que empezó hace cuatro años hasta ahora es que antes los nidos se situaban mayoritariamente en zonas forestales, mientras que con el tiempo se han ido acercando más a las viviendas, garajes, desvanes, galpones, cámaras de aire de los edificios... en busca de una mayor protección.

La intervención no siempre se hace con escopeta. Otras veces se utilizan unos sacos que contienen veneno donde se introduce el nido y las avispas se van muriendo hasta que pasados unos días se queman. El trampeo se utiliza dependiendo de que los nidos sean primarios o secundarios. Rodrigo Iglesias mantiene relación directa con los apicultores para paliar los daños.