41 años de cárcel para el pistolero del crimen de San Xoán en Chapela

e. v. pita VIGO / LA VOZ

VIGO

«No tengo perdón». El jurado declaró culpable a José Luis Luna de un asesinato consumado y otro frustrado, un intento de homicidio contra dos policías y tenencia ilegal de armas. El exconvicto se siente víctima de un sistema carcelario «que no reeduca sino que hace máquinas del mal»
«No tengo perdón». El jurado declaró culpable a José Luis Luna de un asesinato consumado y otro frustrado, un intento de homicidio contra dos policías y tenencia ilegal de armas. El exconvicto se siente víctima de un sistema carcelario «que no reeduca sino que hace máquinas del mal» M.Moralejo

La Audiencia impone 24 por el asesinato de un joven, cuatro más que los que pedía el fiscal y uno menos que lo que solicitaban los padres de la víctima, y el resto por intentar cobrarse la vida de un testigo y dos policías

17 abr 2019 . Actualizado a las 22:32 h.

La Quinta Sección de la Audiencia de Pontevedra, con sede en Vigo, ha condenado a 41 años de cárcel a José Luis Pereira Luna, por asesinar a un joven de un disparo en el pecho en la playa de Arealonga, en Chapela, durante la noche de San Xoán del 2017. Previamente, el jurado le leyó un veredicto de culpabilidad por unanimidad por un delito de asesinato consumado y otro frustrado, un intento de homicidio a dos policías (hubo dos votos en contra) y tenencia ilegal de armas.

El sospechoso fue sentenciado a 24 años de prisión como autor de un delito de asesinato. Son cuatro años más que los que pedía el fiscal y uno menos que lo que solicitaba el abogado de los padres de la víctima.

La Audiencia también le impone 10 años por intentar asesinar a un testigo que le desafió y cinco años por intento de homicidio a los dos agentes de la Policía Nacional que lo detuvieron. Además, le ha impuesto dos años de cárcel por cometer un delito de tenencia ilícita de armas.

La sentencia señala que en los tres casos se hace mención a un «ataque sorpresivo», sin elementos que pudieran justificar un acto de tan tremendas características, pues José Luis Luna habría sacado el arma sin ningún gesto o advertencia previos y habría disparado seguidamente al pecho de Alfonso Daniel Beltrán, Dani, un carretillero de 25 años. La Audiencia insiste en el carácter «sorpresivo y repentino», según prueban las declaraciones de varios testigos, aunque nadie vio el arma. Añade la sentencia que el ataque se produjo a corta distancia y con un arma de fuego, lo que eliminaba ya prácticamente de por sí cualquier capacidad de reacción evasiva o de defensa por parte de Dani , aunque éste hubiera podido ver el arma, un révolver Astra tipo Magnum con balas del calibre 32 y semiblindadas con latón, una de las más potentes del mercado. 

Según comenta el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, la Audiencia indica en la sentencia, que el implicado es culpable de un asesinato frustrado, tal y como consideró acreditado el tribunal del jurado, el sospechoso trató de asesinar en la playa a otra persona disparándole por la espalda. «Llevó a cabo todos los actos que hubieran producido o podido producir naturalmente la muerte del joven, y que sólo su impericia o las dificultades al realizar el disparo impidieron que le alcanzase», relata. 

Respecto a la tentativa de homicidio contra los agentes, en su reseña, el TSXG señala que la Audiencia ve probado que el condenado «no tuvo en ningún momento intención de enseñar las manos o rendirse» ante los dos agentes que lo arrestaron, sino que trató de introducir la mano en una bandolera. «Dado que allí llevaba un revólver y que ya había matado con anterioridad a un joven y también disparado a otro por la espalda, es fácil concluir que su intención era la de sacar el revólver y disparar a quienes se le estaban oponiendo, y no solo asustarles», indica el fallo.

 La Audiencia destaca que los agentes ya le estaban apuntando con un arma, «de forma que mal podía pensar que iba a intimidarlos de algún modo». Además, subraya que anteriormente «había omitido cualquier signo de advertencia a quienes había disparado en la playa, siéndole más fácil», por lo que concluye que «más bien tuvo suerte de que la reacción de los agentes fuera más valiente y atinada al haber optado por reducirlo en vez de haberle disparado en defensa propia».